
Gracias por decidir nuestro destino y escogernos como papás.
Hay un momento en nuestra vida en que nos llega una mala noticia y nos vemos perdidos sin saber como podremos seguir caminando hacia delante. A nosotros nos llegó ese momento cuando nos enteramos que viajaríamos con nuestro hijo Luis a un destino que no esperábamos.
Si había un temor en este mundo que me pudiese asustar más que la muerte de un familiar querido era el miedo a tener un hijo con una lesión cerebral. Este temor estaba presente mucho antes de saber que iba a ser papá. Probablemente es un temor que tengan todos los padres durante el embarazo, pero en mi caso era algo muy diferente. No sabría decir desde que momento, pero cuando era un adolescente ya me aterraba que pudiese llegar esa posibilidad.
Cuando nos dieron la noticia de que Luis tenía una lesión, mi peor pesadilla se volvió realidad. Cada minuto esperaba poder despertar y sentir el alivio de que todo había sido un sueño. Sin embargo, pasaban los días y nunca conseguía despertar por lo que poco a poco tuve que asimilar que esa pesadilla no terminaría nunca. Simplemente se trataba de la cruda realidad.
No entendía como había sucedido. ¿Cómo podía ser que algo a lo que temes tanto se acabe convirtiendo en realidad? Era una coincidencia demasiado macabra y no podía estar sucediendo de verdad. Sin embargo, tres años después del nacimiento de Luis y gracias a muchos comentarios que habéis dejado en este blog, he dejado de pensar eso. Ahora prefiero pensar que toda nuestra vida hemos estado predestinados a que Luis nos escogiese como papás y tuvimos que esperar el momento oportuno para poderlo traer al mundo. Me llena de emoción pensar que desde hace muchos años la vida de nuestro holandés y la nuestra ya estaban unidas y fue él quien nos escogió y quien decidió en que momento teníamos que embarcarnos hacia Holanda.
No se si creer en el destino o no, pero lo cierto es que este viaje teníamos que realizarlo y no había forma de escapar de él. Cuando conocí a mi mujer lo primero que me dijo es que no quería tener hijos, pero mi ilusión era ser papá y siempre tuve la esperanza de terminar convenciéndola. Lo curioso es que, tras varios años de casados, me fui acomodando y aceptando la idea de no llegar a ser papá. Asumí de tal forma que no tendría hijos que cuando mi mujer me dijo que quería que tuviésemos un bebe fui yo el que no lo tenía claro. Esta duda no era solo por haberme acomodado, si no porque cada vez me aterrorizaba más la idea de poder tener un hijo con problemas. Poniendo las dos cosas en una balanza prefería la opción de no ser nunca papá a la de tener un bebé con una minusvalía.
Pero como comentaba anteriormente, parece que Luis había decidido cuándo y con quién hacer su viaje a Holanda, así que decidimos que era el momento de viajar. Sin embargo, no iba a ser tan fácil. Queríamos comprar un billete a Italia, pero las agencias de viajes trabajaban con una moneda que nosotros no teníamos y tuvimos que optar por buscar otros modos de conseguir los billetes. Tras múltiples intentos conseguimos por fin los billetes para viajar y sólo quedaba que los meses pasasen para llegar a nuestro destino.
La mitad de esa espera fue perfecta y disfrutamos organizando los mapas y lugares que queríamos visitar en Italia, pero a medida que se iba acercando el momento del embarque las cosas fueron complicándose. Durante los últimos meses del embarazo nos fueron llegando cartas indicando que el billete que habíamos comprado tenía un destinoincierto. No podíamos saber si viajaríamos a Italia o a Holanda por lo que nos fue imposible disfrutar de la preparación final del viaje. Nos aferrábamos a cualquier cosa para convencernos de que el avión terminaría aterrizando en Italia, pero en ninguna agencia nos lo podían confirmar. Sin embargo, y pese a los nervios y temores de esos últimos meses, hicimos todo lo posible por preparar las maletas con ilusión.
Además de todas estas complicaciones, tuvimos la mala suerte de que era agosto y que cada vez que íbamos a la agencia nos atendía un dependiente distinto, por lo que cada vez teníamos que explicar desde cero lo sucedido con nuestros billetes. Las últimas visitas que hicimos pudimos ser atendidos por los mismos dependientes y parecía que entendían mejor nuestra situación. Ellos nos confirmaron que apenas había un mínimo porcentaje de posibilidades de que nuestro destino fuese Holanda, por lo que insistieron en que disfrutásemos de los últimos momentos de los preparativos.
¿Por qué teníamos que preocuparnos pensando en la pequeña posibilidad de que tuviésemos un cambio de destinohabiendo un porcentaje tan alto de tener los billetes correctos? Así pues, aunque el miedo y la preocupación estaban presentes, decidimos disfrutar los últimos momentos y arrinconar esos sentimientos pesimistas en la parte más profunda de las maletas. Eso significaba que intentaríamos no tenerlos presentes, pero era inevitable no llevarlos con nosotros.
Y llegó el día. Por fin íbamos al aeropuerto para tomar rumbo a nuestro destino esperado y confirmar que todo saldría como habíamos planeado. El vuelo duró mucho más de lo previsto y tuvimos muchas turbulencias, pero tras dos días sobrevolando varios países aterrizamos en lo que esperábamos que fuese Italia. En el aterrizaje también hubo complicaciones y mi mujer y yo tuvimos que desembarcar por separado. Además, tuvimos que esperar dentro del aeropuerto durante varios días para saber cual había sido nuestro destino. Antes de saberlo pudimos asomarnos por una ventana para ver el paisaje, pero no conseguíamos saber si correspondía a Italia o a Holanda. A los pocos días, cuando mi mujer y yo pudimos asomarnos juntos a la misma ventana, se nos acercó un guía turístico que nos confirmó que lamentablemente nuestro destino había sido Holanda. Eso nos dejó helados, pero también el hecho de que nos confirmase que si los dependientes de la agencia hubiesen comprobado bien los billetes, habrían visto que este país estaba claramente indicado en los mismos.
De este modo nos enteramos que nuestra vida cambiaría radicalmente y pensamos que a partir de entonces no volveríamos a ver días soleados. Cada mañana sería más lluviosa y gris que la anterior. Distintos empleados del aeropuerto nos dijeron que aprenderíamos a disfrutar de esa nueva situación pero, aunque intentaban animarnos, todo nos parecía muy poco sincero simplemente porque nosotros no nos lo creíamos. Una de las cosas que más se nos quedó marcada fue que nos dijesen que tener un niño con una lesión cerebral era como pasar un duelo por la muerte de un ser querido. Aquello nos pareció imposible, ya que en ese momento creíamos que no podríamos remontar nunca. No había nada en el mundo que nos pareciese peor que lo que estábamos sufriendo.
Debido a los problemas que habíamos tenido con los billetes no pudimos salir del aeropuerto hasta casi un mes después de nuestra llegada y allí coincidimos con muchos papás que tampoco podían salir por diversos motivos. Sin embargo, cualquier problema que viésemos nos parecía una tontería comparado con nuestro calvario. Es muy duro decirlo, pero incluso aquellos papás que tenían la desgracia de que su viaje terminase antes incluso de empezar nos parecía que estaban en una situación mejor.
Y los días pasaron. Por fin pudimos salir del aeropuerto y empezar a respirar el aire húmedo de Holanda. El cielo era gris y siempre olía a lluvia, pero todo era mejor que estar entre las paredes del aeropuerto. Poco a poco nos fuimos acostumbrando a ese clima y sin darnos cuenta, Holanda fue regalándonos días cada vez más soleados. Cada día tenía más luz que el anterior y no pasaba un día en que no descubriésemos un nuevo rincón que fotografiar, una nueva terraza en la que tomar un café o incluso un encantador hotel en el que nos apeteciese quedarnos durante varios días. Poco a poco Holanda se fue convirtiendo en nuestro hogar más que en un mero destino de viaje hasta el punto de que ahora nos sería imposible vivir sin haberla visitado.
Supongo que cada uno tendrá un destino particular al que no quiere llegar. Algunos habrán llegado y estarán intentando adaptarse. Otros tendrán miedo de que algún día les llegue. Tanto a unos como a otros me gustaría deciros que con ganas de vivir se puede conseguir que cualquier destino sea maravilloso.
Mientras termino de escribir este post me doy cuenta de cómo conseguimos cambiar nuestro estado de ánimos y empezar a disfrutar de aquel destino al que nos vimos atados sin poder hacer nada por evitarlo. Aquel destino en el que nuestro avión aterrizó sin opciones de cambiarlo por el deseado. Hoy hace tres años de aquel momento y lo que tanta tristeza nos trajo nos llena ahora de alegría y felicidad. Viajar a Holanda ha sido una experiencia que no podría eliminar de mi vida. Sin Holanda yo no sería yo. Me ha hecho vivir sensaciones desconocidas y disfrutar del amor como nunca lo había hecho. Un amor que hace unos días me sorprendió con algo que no imaginaba. Estaba en el sofá con mi mujer mientras hablábamos de lo orgullosos que estamos de Luis, de cómo lucha para superarse, de cómo sufre con sus problemas digestivos mientras nos muestra su sonrisa, de lo GRANDE que es. En ese momento cerré los ojos y me pasó algo que no me había sucedido nunca. He llorado muchas veces por pena, otras por alegría y todavía he llorado más veces por emoción. Sin embargo, ese día lloré por algo que no sabía que era posible: lloré por amor. Mientras pensaba en lo mucho que quiero a Luis y lo feliz que me hace me di cuenta de que mi amor por él es tan grande que me hizo llorar. Desde luego no era pena, pero tampoco alegría ni emoción. Simplemente lloraba por amor. Hasta ahora muchas veces he intentando explicar mis sentimientos por Luis diciendo que le quiero tanto que duele, pero a partir de ahora podré decir que le quiero tanto que me hace llorar de amor.
Me siento orgulloso no sólo de poder contar con alegría que hemos conseguido aceptar y adaptarnos a nuestro viaje a Holanda, sino también de poder decir que lo disfrutamos y no sabríamos vivir sin él. Y qué mejor que hacerlo en el día en que nuestro holandés cumple tres años. ¡Felicidades mi chiquitín! Muchas gracias por habernos escogido como papás y gracias en nombre de tus tíos y abuelos por haber escogido nuestra familia. ¡Nos sentimos muy afortunados y orgullosos de TI!

Hola,
Este post estaba en el blog anterior y los comentarios que se muestran a continuación son una copia de los que en su día publicaron los lectores:
14 COMENTARIOS
1.
Nuria:
1 diciembre, 2013 en 14:04
Muy mal me parece!! Al final me has hecho llorar!!! Luis es infinitamente afortunado de tener la familia que tiene… No puedo decir otra cosa
–
o
Luis Serra:
1 diciembre, 2013 en 16:53
Hola Nuria. Siento tus lágrimas, pero espero que al final fuesen de alegría. Me alegro que nos veas así. Una de las cosas que más me motiva es pensar que Luis nos escogió y que somos la familia que necesitaba. Muchas gracias
–
2.
Pilar:
12 noviembre, 2013 en 23:21
Apenas tengo palabras, tan sólo decirte que sigas así, que sigas escribiendo como lo haces ya que de esta forma es como si os tuviera más cerca.
Y de mi príncipe que decir, no pasa un solo día sin que piense en él, cualquier pequeño detalle o sonrisa me recuerda a la suya, ya tres añazos y siempre tiene un rinconcito mejor que el anterior para mostrarnos, y hacernos ver lo bonito y grandioso que es nuestra maravillosa HOLANDA. Muchos besos para todos, ya sabéis lo mucho que os quiero
–
o
Luis Serra:
12 noviembre, 2013 en 23:39
Hola Pili. Me alegro un montón de saber que este blog os ayuda a sentirnos más cerca. Dices que no hay un día en que no pienses en él, pero me alegro por poder aportar mi granito de arena para que mientras lees el blog nos tengas a tu lado. Tres años ya y seguimos enamorándonos de Holanda cada día que pasa. Reparte también un montón de besos por tu casa. Un fuerte abrazo.
–
3.
araceli:
12 noviembre, 2013 en 14:36
Hola Luis! Sols dirte q carla me fa ser millor persona cada día i q per a mi es i será un exemple d superacio.ella ma fet ser millor Mare.sou tant Pipi com tu meravellosos i q sort els teus fills d tindrevos com a pares,avant! Sempre avant!.
–
o
Luis Serra:
12 noviembre, 2013 en 23:30
Hola Araceli. Pocos como vosotros sabrán lo que es viajar a un destino al que no quieres ir. De alguna forma también os tocó hacerlo con Carla y me alegro de que finalmente pudiéseis visitar Italia. Supongo que el miedo de tener que volver a otro país seguirá presente, pero tenemos que intentar no vivir con miedo a lo que puede suceder. Debemos vivir disfrutando de lo que está sucediendo. Me alegro un montón por Carla y por vosotros. También vuestros dos peques tienen una suerte enorme de teneros como padres. Alguna vez he comentado con Vicente que cuando parece que ya no nos queda más paciencia aparece otro problema y descubrimos que el saco no estaba vacío y que todavía tenemos más. Sois muy fuertes y os admiro por ello. Un fuerte abrazo!
–
4.
Petri:
12 noviembre, 2013 en 14:12
Y que decir…
Que sigas escribiendo, gracias a ello me siento mas cerca de vosotros y de mi pequeñín, que le adoro, le quiero, y le añoro muchísimo. Muchas Felicidades, y que sepáis que os quiero y que el viaje lo hicimos juntos y seguiremos juntos. Un beso muy fuerte Luis que eres lo mas Grande chiquitín.
–
o
Luis Serra:
12 noviembre, 2013 en 23:23
Hola Petri. La verdad es que nuestro viaje no lo hicimos solos. Muchos vinísteis con nosotros y nos seguís acompañando cada día. Algunos estáis lejos, pero desde la distancia también nos ayudáis a llevar las maletas. Muchas gracias por tus palabras. Nosotros también os queremos un montón. Besos.
–
5.
Juanjo:
11 noviembre, 2013 en 22:24
Hola nanet.
En tus 2 posts anteriores ya estuve tentado de dejarte un comentario, para apoyarte por tu coraje al poner en negro sobre blanco sentimientos tan íntimos y personales.
Finalmente no lo hice, pese a que como a casi todos, también se me empañaron los ojos al leerte. Tanta gente te dejó tantos mensajes de ánimo y de reconocimiento, tan sinceros y tan agradecidos, que pensé que poco tenía que aportar: “ya estaba todo dicho”, era evidente que tu iniciativa llegaba al corazón de todo el mundo, como lo hizo con Sònia y conmigo.
En este tercer post no he podido resistirme. Los dos anteriores eran muy buenos, pero me quedo con este, sin duda.
En mi vida he visto a nadie tan sincero y que hable tan claro de estas cosas que todos hemos pensado alguna vez en la vida, ante situaciones que nos ponen tan a prueba como lesiones cerebrales, amigos que quedan en coma, pérdidas de familiares muy cercanos, etc…. Normalmente no se habla de ello, son cosas que no se suelen comentar más que cuando lamentablemente ocurren. Pero está claro que son reales. Son tan reales que cuando alguien se atreve como tú a hablar de ellas, “en público”, no te lo esperas. Ni mucho menos que lo cuentes tan fácil y tan natural.
Inicialmente el juego de palabras de Holanda e Italia pensaba que sería sólo una metáfora, una curiosidad en un primer post…. Está claro que me equivocaba, ese mundo paralelo se va ampliando: paises, billetes, ventanas, aeropuertos, agentes, guías turísticos….. No se me ocurre mejor forma de contarlo.
No me enrollo más, que me va a salir el comentario más largo que tu post!
Enhorabuena, Luís. Y enhorabuena, Pippi. No dejáis de sorprendernos. No dejéis de hacerlo. Nos encanta que nos sorprendáis, estas dosis de vitalidad concentrada nos recuerdan a todos que la vida es para vivirla y disfrutarla!
Un abraç.
–
o
Luis Serra:
12 noviembre, 2013 en 0:40
Hola Juanjo. Muchas gracias por tu comentario.
“La vida es para vivirla y disfrutarla”. Con esa idea deberíamos levantarnos todos los días.
Nos encanta que os animéis a escribir y darnos vuestra opinión. Nos sentimos muy arropados y es una motivación muy grande ver que la gente va dejando comentarios en el blog. Ya me siento más que satisfecho sabiendo que hay gente que lo lee y que consigo transmitirle la emoción con la que lo escribo, pero ver que además de dedicarnos unos minutos para leer también lo hace para escribir ayuda un montón. Ya sea un comentario extenso, uno más corto o incluso un simplemente “Enhorabuena” hace que nos emocionemos pensado que no estamos solos. Seguramente habrá algún post para comentar lo que nos ayudan vuestros comentarios, pero para ser breve te diré que si para vosotros cada post es una dosis de vitalidad, para nosotros cada comentario nos carga las pilas y nos llena de energía. Llegará el punto en que nos habremos desnudado tanto ante vosotros que no nos quedará nada para sorprenderos, pero entonces tampoco hará falta hacerlo porque casi podréis sentir lo que sentimos nosotros. Un fort abraç
–
6.
Lara:
11 noviembre, 2013 en 21:59
Felicitats Luiset!!! Un beset molt fort.
Jo m’enrecorde una vegada en un viatge q ferem els amics, em digueres ” Jo pare no se si sere … pero … abuelo si q vull ser…” Felicitats a vosaltres per ser com sou.
–
o
Luis Serra:
12 noviembre, 2013 en 0:16
Muchas gracias! Luis ya tiene tu besito de felicidades
También yo recuerdo ese viaje y ese comentario que he repetido muchas veces. Mientras escribía la parte del post en la que digo que mi ilusión era ser papá y que Pippi no quería, no paraba de pensar en que lo que realmente quería era ser abuelo. De momento nos queda un largo camino para educar a los tres peques. Ya llegará el momento de malcriar a los nietos
1b7
–
7.
Iris:
11 noviembre, 2013 en 18:45
Felicidaaaades mi chico! Cada dia eres mas grande en todos los sentidos! Si como tu papi dice todo el mundo tiene algo de miedo por el hecho de que se pueda torcer el viaje esperado, yo desde que te conozco se que el miedo es menor y que seria tan feliz como tus papis teniendo un holandes como tu! Te quiero xiquitin!
–
o
Luis Serra:
11 noviembre, 2013 en 19:41
Qué bonito Iris! Hace tres años nos tocó sufrir nuestro peor temor, pero Luis hace que la pesadilla se transforme en un dulce sueño. Sin embargo, no sólo Luis nos ayuda a que esto sea así. Ver lo mucho que la gente le quiere nos lo pone mucho más fácil. Muchas gracias por tener un hueco para él en tu corazón y hacerle sonreír.