
Sequía de palabras
Podría decir que no he tenido un momento para sentarme con tranquilidad frente al teclado desde mi último post, pero no sería justo excusarme con eso. Ha habido momentos en los que podría haber abierto el ordenador y haberme puesto a liberar mis pensamientos plasmándolos en palabras, pero el vértigo a hacerlo era mayor cada día que pasaba. Nunca había estado tanto tiempo sin escribir y cada semana me encontraba menos preparado para empezar este nuevo post. Supongo que escribir es como hacer deporte. En cuanto coges el ritmo te engancha y todavía no has terminado de entrenar cuando ya estás pensando en la siguiente sesión. Sin embargo, basta dejar de entrenar durante algunas semanas para que cada día que pase te cueste más reengancharte. Cada día es un ladrillo más que tienes que saltar para encontrar la motivación y día a día el muro se va haciendo tan alto que llega un punto en el que ya no te planteas saltarlo. Simplemente vives con el muro. Te conformas con estar a ese lado y te acostumbras a vivir a la sombra de esa enorme pared. Cuando su altura era similar a la tuya se convertía en un sufrimiento saber que podías saltarla para llegar al otro lado. Era un sufrimiento porque podías hacerlo, todo dependía de ti, pero no encontrabas el momento para saltar. Sin embargo, al alcanzar una altura insuperable, ese salto queda fuera de tus posibilidades y el sufrimiento por no saltar se desvanece con el humo del convencimiento. Convencimiento de pensar que como no puedes saltar, ya no pasa nada si no piensas en conseguirlo. No puedo y no salto. Y a vivir con el muro. Tus metas, tus objetivos se centraban en saltar el muro para llegar al mismo nivel que tenías antes de dejarlo crecer. Ese objetivo te ciega y no te deja ver que hay otros caminos. Eso me ha pasado un montón de veces con el deporte, hasta que un día te das cuenta de que no es necesario saltar el muro para llegar al otro lado. Ni siquiera tienes que derrumbarlo, que sería la otra opción que podrías plantearte. No. Es mucho más sencillo. Sólo con bordearlo puedes conseguirlo. En ese momento te calzas las zapatillas y te decides a probar con un primer kilómetro, lento, pero con la motivación de estar por fin al otro lado. Pasarán varios días hasta que logres volver a engancharte con el deporte, pero volverás a hacerlo. Eso mismo espero y deseo con este post. Mi muro se ha hecho demasiado alto y me es imposible saltarlo para volver a tener el ritmo de hace unos meses. Sin embargo, por muchos metros que tenga de altura, acabo de comprobar que apenas mide unos pocos pasos de largo. Con sólo unas zancadas he conseguido llegar a la esquina y pasar al otro lado. ¡Y pensar que los ladrillos tienen únicamente unos centímetros de grosor y era lo que me separaba de volver a escribir!
Pues vamos a por ese ritmo que se me ha resistido durante cuatro meses. No será fácil y tendré que buscar como hidratarme para superar una sequía de palabras que me ha dejado el pensamiento seco durante demasiado tiempo. Por ese mismo motivo, por no ser fácil, será también tan satisfactorio.
Durante estos cuatro meses han pasado muchas cosas y tengo que ver si soy capaz de hacer un resumen en unas pocas líneas. Aunque pensándolo bien, otra opción será centrarme en unas pocas y dejar el resto para más adelante. Ya veremos qué es lo que da de sí la sensación de estar en el lado deseado del muro y dejaremos que la hidratación de mi pensamiento sea la que guíe mis palabras. Escribiré como siempre me ha gustado, sin esquemas, sin planes y sin metas. Simplemente dejando que las palabras salgan volando y recorran una hoja que hace unos minutos estaba vacía y que poco a poco se va rellenando. No sé cómo será el dibujo que resultará del vuelo de esas palabras, pero se que será sincero y gratificante y que me sorprenderá tanto como espero que os sorprenda a vosotros.
Desde el cumpleaños del campeón holandés no había vuelto a escribir de él, salvo algunas pocas publicaciones en Facebook mostrando los avances que va consiguiendo. Desde noviembre hasta ahora la evolución de Luis ha sido muy buena, tanto física como cognitivamente, pero lo más importante ha sido la evolución con sus problemas digestivos. En esta última parte es en la que me centraré hoy, ya que es en la que hay alguna parte negativa y de donde podré buscar cómo sacar el lado positivo.
Centrándonos en el problema digestivo de Luis, podría decir que estamos acostumbrados a levantarnos y volver a caer al suelo porque han sido demasiadas veces las que hemos tenido que hacerlo, pero prefiero rectificar parte de esa frase y decir que “han sido varias las veces que hemos tenido que hacerlo”. Decir demasiadas implica desfallecimiento y no quiero sentirme así. Cuando vemos que alguien se cae, se levanta y se vuelve a caer, todos le vemos como una víctima, alguien débil al que vemos con lástima y que desearíamos que tuviese más suerte en la vida. Nos compadecemos de él. Sin embargo, si alguien se levanta, se cae y se vuelve a levantar, todos le vemos con admiración, como un luchador que no cede ante la adversidad y que no se conforma con estar en el suelo. En este caso nadie se compadece de él, si no que se le mira con respeto y se le toma como ejemplo. El orden de esas tres palabras no depende de quien las diga. Depende del que se se cae y se levanta. Si lo hace con empeño e ilusión cada vez que clava la rodilla en el suelo para volver a levantarse, con una sonrisa en los labios demostrando que es feliz por estar de nuevo arriba, todos verán que se levanta, se cae y se vuelve a levantar. Por el contrario, si cada vez que cae deja los brazos muertos y la impotencia le llena la cara mientras los ojos transmiten la derrota, todos verán que se cae, se levante y se vuelve a caer.
¿Cómo veis a nuestro campeón holandés? Nosotros sin duda le vemos con admiración y sabemos que siempre será una personita que se levantará, caerá pero volverá a levantarse con una sonrisa en los labios mientras nos mira buscando nuestra aprobación. Con esa mirada nos dice que está consiguiendo lo que nadie se habría atrevido a apostar por él.
Desde noviembre hasta enero estuvo sin ningún tipo de náuseas y su mamá y yo estábamos convencidos de que por fin habíamos despertado de la pesadilla. Muchos días lo comentábamos y nos daba miedo que fuese una buena racha y que volviese a empeorar, pero preferíamos disfrutar del momento mientras los días buenos se iban sumando uno tras otro. Hasta entonces siempre había tenido rachas buenas de unos 10 días, pero luego volvía a empeorar, por lo que al durar tanto esta racha teníamos la esperanza de que fuese la definitiva. En muchas ocasiones nos miramos con los ojos brillantes diciendo entre susurros “¡Ya está bien! !Ya no tiene molestias! ¡Ya está curado!” pero siempre contestábamos con miedo susurrando “calla, calla, no sea cosa que se acabe la racha”. Sin embargo, aprendimos a luchar contra esos susurros y a gritar que nuestro campeón ya estaba bien. Disfrutaríamos de ese momento y si llegaba el día en que volviesen los vómitos aprenderíamos a levantarnos de nuevo, tal como ha hecho siempre Luis. Entonces, tras más de dos meses sin síntomas de náuseas y estando convencidos de que ya habíamos dejado atrás un problema que nos había acompañado desde que Luis tenía apenas mes y medio de vida, las náuseas aparecieron. Y ese día, estando apunto de venirnos abajo, nos convencimos mutuamente de que las cosas habían cambiado. Hasta ahora nuestro pequeño holandés había estado siempre con nauseas salvo algunas rachas buenas que duraban unos pocos días. Sin embargo, ahora ya no volveríamos a aquella situación. A partir de ese momento Luis estaría bien y cada vez que tuviese vómitos sería porque estaría pasando por una mala racha. Hoy es uno de esos días en los que la racha es mala y ya llevamos tres semanas en las que siempre hay algunos días malos. Por eso no hay mejor momento para buscar el lado positivo. Ver sufrir a nuestro pequeño holandés es muy duro, sobre todo cuando vemos que ese sufrimiento le deja casi ausente y su sonrisa y sus ganas de luchar se desvanecen. Sin embargo, Luis se levanta, se cae y se vuelve a levantar, por lo que en cuanto le pasan las náuseas vuelve a sonreír. Con esa sonrisa regresa el campeón holandés y consigue llenarnos de nuevo de vitalidad para pensar que sólo será una mala racha de unos pocos días. Es difícil pensar en positivo cuando ves que la llama de tu pequeño tiembla luchando por no apagarse, pero en cuanto el fuego se reaviva y brilla con esplendor, el orgullo y la admiración se desbocan en nuestro interior como una estampida de caballos queriendo sacar como sea nuestro lado positivo. Con su sonrisa Luis consigue que queramos ser como él. Queremos ser de los que se levantan, se caen y se vuelven a levantar. De los que si no pueden saltar el muro, no dudan en bordearlo. Y tú, ¿de quienes quieres ser?

Hola.
Este post estaba en el blog anterior y los comentarios que se muestran a continuación son una copia de los que en su día publicaron los lectores:
8 COMENTARIOS
1.
Yolanda Alcaide:
14 marzo, 2015 en 17:46
Holaaa Luís!!
Ya echaba a faltar tus escritos. Si te soy sincera, me ha sorprendido encontrarte un tanto decaído y sin ganas de expresarte. Pero te entiendo perfectamente, son rachas que tenemos y no siempre tienes que estar al cien por cien. Eres una persona, y como tal, tienes tus momentos buenos y no tan buenos (no me gusta decir “malos”). Lo importante es que por fin te has decidido y aunque no hayas saltado el muro, lo has bordeado. No siempre es necesario saltar. A veces el camino más largo es el mejor y te lleva a buen puerto. Ya verás como poco a poco las palabras te volverán a enganchar como antes. Estoy segura. Tampoco hace falta correr, todo ha de fluir a su ritmo. Igual que el pequeño holandés que evoluciona a su ritmo y, madre mía, a qué ritmo!!! Es todo un campeón que se levanta, se cae y se vuelve a levantar las veces que haga falta y así seguirá siempre porque tiene unos papis que le ayudan a levantarse y son igual que él: LUCHADORES. Mi admiración por él y por vosotros que siempre estáis al pie del cañón con una gran sonrisa. Y qué decir de la sonrisa de Luís? MARAVILLOSA!!!!
Yo también quiero ser como Luís!!! Un beso muy grande para todos vosotros y un achuchón extra para Luís.
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Luis Serra:
15 marzo, 2015 en 21:11
Hola Yolanda. Como decía en respuesta al comentario anterior, los motivos de haber estado sin escribir durante tanto tiempo no eran por estar decaído. Tal vez todo lo contrario. Desde el post anterior Luis ha avanzado a pasos de gigante y ha tenido las mejores semanas en cuanto a su estómago se refiere. Nuestro pequeño holandés ha estado muy bien y los dos italianos no paran de sorprendernos, por lo que hemos vivido días de muchas sonrisas. Eso hacía que no necesitase sentarme a escribir para ver las cosas de modo positivo. Las cosas ya estaban así. Escribir me ayuda a liberar mis pensamientos y sincerarme conmigo mismo para ver que cuando algo va mal, ver el lado positivo es tan sencillo como darle la vuelta. Entre que en estos meses no he necesitado esa ayuda y que cuando conseguíamos acostar a toda la tropa ya era muy tarde, cuando tenia un hueco para escribir me vencía la pereza y prefería un ratito de sofá junto a Pilar. Espero seguir teniendo pocos motivos para necesitar la ayuda que me da escribir, pero también espero retomar el ritmo y no estar tan perezoso. Muchos besos también para vosotros y en especial para vuestra holandesa Paula. Un beso.
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2.
cristina:
14 marzo, 2015 en 16:32
Que bien volver a leer algo de ti,pero te siento un poco off,que es eso de muros y paredes,tendras que escuchar al vuestro principe holandes:”STAP VOOR STAP,DADDY”.Constancia y paciencia,como siempre,estamos en fallas señal de fiesta y alegria,los peques os necesitan a tope,asi es que aparcaremos todo lo off para otro rato.Muchos besos,abrazos y arrumacos para todos y en especial para ese principe que ya es rey en nuestro corazones.
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Luis Serra:
15 marzo, 2015 en 20:45
Hola Cristina, no se trata de estar off, era más bien pereza. Cuando tenía un hueco era para los peques y cuando ellos ya estaban acostados… mea culpa, el sofá era demasiado tentador. Por eso, cada día que pasaba, se me hacía más difícil buscar un hueco para volver a escribir. Me encanta lo que dices al final de tu comentario. Es muy bonito saber que tienes un hueco en tu corazón para el campeón holandés. Un beso.
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3.
Trusca:
13 marzo, 2015 en 10:03
Gracias como siempre por estas líneas.
Siempre en pie y luchando con él, iremos de su mano bordeando el muro, a su paso, a su ritmo.Besos
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Luis Serra:
13 marzo, 2015 en 19:34
A su paso, a su ritmo. A eso nos ha acostumbrado y cuando miramos atrás vemos que a ese ritmo hemos conseguido avanzar muchísimo desde que nació. Mucho más de lo que nos habían pronosticado. Acompañándole a su ritmo disfrutaremos del camino hasta donde quiera llevarnos. Besos.
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4.
Pilar:
12 marzo, 2015 en 14:29
Sin lugar a dudas del que se levanta, cae y se vuelve a levantar.
Estoy convencida de que como tu bien dices es un mala racha y nuestro holandes con su teson volvera a superarla. Besos
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Luis Serra:
13 marzo, 2015 en 19:31
Seguro que es una mala racha. Está resfriado y los mocos siempre le causan ese malestar, así que en cuanto pase el resfriado seguro que mejora. Un beso.
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