
Un sueño deseado, un deseo que no dejábamos de soñar.
He hablado mucho de lo luchador que es nuestro holandés y de cómo toda la familia ha conseguido ser feliz pese a lo duro que fueron los primeros momentos. Sin embargo, nunca he hablado del papel tan importante que juegan y jugarán sus dos hermanitos Víctor y Pablo, los italianos.
Desde que nacieron sus hermanos, Luis ha tenido la suerte de experimentar muchos cambios, casi todos positivos. Desde los primeros días empezamos a notar que Luis reclamaba cada vez más nuestra atención, cosa que no había hecho todavía. Cuando estábamos con Víctor o Pablo, nuestro holandés gritaba para que supiésemos que estaba allí. Hasta entonces, aunque siempre ha estado de brazo en brazo, si había algún momento en el que estuviese jugando en el suelo, podía pasar allí mucho tiempo sin importarle si le estábamos mirando o no. Ahora, en el momento en que está jugando en el suelo y cogemos al brazo a los mellizos, se incorpora y grita para llamar nuestra atención. También ha empezado a querer imitar a sus hermanos y, aunque apenas tiene fuerzas para mantenerse, se coloca en posición de gateo e intenta gatear para alcanzar los juguetes. Antes no conseguíamos que se diese cuenta de que gateando podía avanzar y llegar a coger lo que quisiese. Llegaba a donde quería, pero dando vueltas sobre sí mismo al estilo “croqueta”. Ahora, por fin, se ha dado cuenta de que el gateo es otro modo de movimiento y no sólo una postura en la que sus padres y su fisio se obsesionan en colocarle. Todo esto era un sueño hace poco más de un año.
Otra de las cosas que ha empezado a imitar es a querer ponerse delante de la tele, levantarse apoyado sobre el mueble y mirarla casi rozándola con la nariz. Sus hermanos hacen eso desde que empezaron a ponerse de pie y él ha empezado a pedirlo también. Esto nos encanta, pero también nos está creando muchos problemillas internacionales. A los italianos les regañamos cada vez que se acercan a la tele y se ponen a verla tan cerca. Sin embargo, cuando el holandés pelea por incorporarse, le ayudamos a hacerlo y aplaudimos el que aguante mucho tiempo de pie apoyado en el mueble. Luis tiene un aparato de fisioterapia que se llama bipedestador. Este aparato lo utilizamos para que se mantenga de pie durante un tiempo, fortalecer sus músculos y acostumbrarse a esa postura. Por eso nos alegramos tanto de que por imitar a sus hermanos consiga pasar muchos minutos de pie frente a la tele con el único apoyo de sus manos. Pero… ¿qué hacemos con sus hermanos? ¿Les permitimos también hacerlo? ¿Dejamos de ayudar a Luis para que lo haga? ¿Alguien se moja y se atreve a opinar?
Al principio comentaba que casi todos los cambios que ha experimentado Luis han sido positivos. Para nosotros todos los cambios han sido fantásticos, un sueño, pero para Luis hay un cambio que no le ha gustado nada. Entramos aquí en un tema delicado para los países: invasión de fronteras.
Hasta ahora Luis era feliz jugando en su zona de juguetes. Cogía uno, se cansaba, cogía otro, lo dejaba, cogía otro,… y así hasta que decidía volver a repetir juguete. ¡Qué buenos tiempos! Y es que Holanda está sufriendo invasión tras invasión sin previo aviso. En cuanto nuestro holandés coge un juguete, los italianos ponen el turbo y salen disparados hacia él para quitárselo de las manos. Y todo para tenerlo unos segundos y dejarlo de lado para buscar otro juguete distinto (si puede ser otro juguete que tenga Luis, mucho mejor). Esto nos da mucha pena, pero hasta esa pena se convierte en algo positivo. Luis, debido a su lesión, tiene mucho aguante al dolor, lo que hace que casi nunca llore. De hecho, sólo unas pocas veces le hemos oído llorar como lo hacen sus hermanos. Sin embargo, al ver como lloran los italianos para reclamar lo que quieren ha puesto en marcha las neuronas espejo y en cuanto le quitan los juguetes se queja y se pone a llorar. Nunca antes había utilizado esto para reclamar cosas y desde que los italianos invaden sus fronteras ha empezado a hacerlo. No ha aprendido a llorar como ellos, pero es la forma de llorar más tierna que hemos visto nunca. Es una sensación muy extraña, ya que nos rompe el corazón verle llorar de ese modo, pero al mismo tiempo es una satisfacción ver como ha aprendido a comunicar unos sentimientos que antes no sabía que podía transmitir.
Cada día Víctor y Pablo irán aportando mucho más al desarrollo de Luis y llegará el punto en que, en lugar de quitarle los juguetes, se preocuparan por él y le tendrán un amor loco como el que le tenemos todos los que lo conocemos. Hasta entonces, tendrá que seguir soportando el cruce de fronteras sin más armas que sus tiernas lágrimas.
La llegada de los dos italianos fue una carga extra de energía para todos y con ellos pudimos poner algo de normalidad en nuestra vida. Es cierto que hace mucho tiempo que disfrutamos de Luis, pero su mamá y yo siempre hemos pensado que la vida de nuestro holandés sería mucho más bonita si tuviese un hermanito con quien compartirla. Además, nos daba mucha pena no haber podido disfrutar de la última parte del embarazo, el nacimiento y los primeros meses de vida de Luis. Son sensaciones que todo padre tiene incluidas en el pack cuando decide dar ese paso y es algo que nosotros no habíamos podido vivir. Tanto por un motivo como por otro, nos planteábamos una y otra vez volver a quedarnos embarazados, pero el temor a lo que había sucedido con nuestro campeón hacía que esa decisión nos diese mucho vértigo. Hicieron a Luis un estudio genético y varias pruebas para determinar si su lesión era un síndrome conocido o no. Esto podría darnos más información sobre si había riesgos de que volviese a suceder o de cómo poder evitarlo. Sin embargo, no había nada que indicase que fuese un síndrome conocido y tampoco era nada genético, por lo que nadie podía decirnos si podríamos viajar a Italia o tendríamos que volver a Holanda. Al parecer, la lesión de Luis es por un problema de migración neuronal en un momento concreto del embarazo. Hablando en lenguaje de calle, las neuronas no fueron al sitio que deberían y el cerebro de Luis no terminó de desarrollarse de manera normal. Esto hacía que no pudiésemos saber las probabilidades de que volviese a suceder, por lo que en caso de un nuevo embarazo siempre había un riesgo de que la evolución fuese la misma. Holanda o Italia, era cuestión de cara o cruz.
¿Os podéis imaginar las dudas qué teníamos para decidir si dar el paso adelante o abandonar la idea de darle un hermanito a Luis? Por un lado estaba la opción de cumplir un sueño y por otro podíamos volver a revivir nuestra peor pesadilla. Teníamos terror a dar el paso y que volviese a suceder lo mismo, pero sobre todo teníamos miedo de que sucediese del mismo modo que pasó con Luis. Muchas veces te informan de que tu viaje no tendrá el destino esperado cuando todavía estás a tiempo de bajarte del avión. En nuestro caso, nos dimos cuenta de nuestro destino cuando ya habíamos aterrizado en Holanda. No tuvimos opción de decidir si queríamos anular el viaje o no. Si sabes que tu destino no es el que solicitaste al comprar los billetes puedes ser partidario de anularlo o no, pero muchas veces el saber que tienes la opción de decidir es más que suficiente. Sin embargo, en el caso de volver a viajar de nuevo, podríamos llegar al final del viaje sin saber si llegaríamos a Italia o no. La ilusión era muy grande, pero también lo era el pánico. Podría decir que sólo nos quedaba la opción de ser positivos, pero creo que en este caso no sería real. En este caso la opción no era pensar en que todo saldría bien. Hacía falta algo más. Teníamos que ser valientes. Rectifico: teníamos que ser VALIENTES. Al decidir volver a viajar mantuvimos con nosotros nuestra parte positiva, la que nos daba esperanzas, pero tuvimos que apostar al 100% por la valentía. La esperanza servía para llevar mejor la decisión una vez tomada, pero para tomarla teníamos que ser valientes y dar un paso que no podríamos retroceder.
Junto a la esperanza que nos daba el ser positivos y a la valentía que nos habíamos obligado a sacar, había una tercer aspecto que nos daba una tranquilidad relativa. En el caso de Luis hubo muchos errores médicos en el diagnóstico que hicieron que no supiésemos lo que tenía hasta que nació. Sin embargo, por lo que supimos después, la ausencia del cuerpo calloso es algo que se ve perfectamente en las ecografías, por lo que podríamos estar controlando si se repetía el problema. Según el médico de genética que nos atendió, al no haber nada genético en el problema de Luis, la única opción era revisar la evolución del embrión para confirmar que no se repetía los mismo que con nuestro holandés.
Así pues, cargados de ilusión, esperanza, valentía y miedo, decidimos ir a por nuestro sueño y volver a intentar tener otro bebé. Decidimos volver a hacer los preparativos para viajar a Italia.
Por suerte conseguimos emprender el viaje con mayor facilidad que lo hicimos con Luis y la alegría empezó a empañar un poco el miedo. Esta alegría fue todavía mayor cuando supimos que en lugar de un italiano vendrían dos. Era lo mejor que podía pasarnos, un sueño deseado, un deseo que no dejábamos de soñar.
Y empezaron las visitas al ginecólogo y con ellas volvió a aparecer el miedo. Cada visita era un temor que nos abrasaba. Un recuerdo doloroso de todo lo que vivimos durante el embarazo de nuestro holandés. La pesadilla rondaba por nuestra mente cada vez que teníamos que ir a una ecografía. Por suerte tuvimos a un ginecólogo, el Dr. Fernando Gil, que se involucró con nosotros, no sólo profesionalmente, si no también personalmente. Fernando hizo que el miedo a esa pesadilla se compensase con la ilusión de conseguir el sueño. Desde el primer momento le contamos lo sucedido con Luis e intentó darnos esperanzas y hacer que lo llevásemos del mejor modo posible. Nos confirmó que la ausencia del cuerpo calloso puede verse en las ecografías y nos dijo que en cada visita se centraría en revisar y descartar que no se estuviesen repitiendo los síntomas de nuestro primer embarazo. El Dr. Gil nos dijo que cuando los ventrículos se dilatan y van midiendo más de lo normal es síntoma de que puede haber una ausencia del cuerpo calloso, por lo que sería una de las cosas que revisaríamos. Por otro lado, se podía ver claramente en las ecografías si había presencia o no del cuerpo calloso, por lo que entre una cosa y otra podría confirmarnos si todo se estaba desarrollando bien .
El día en que empezó a poder medir los ventrículos de nuestros bebés fue una mezcla de emociones muy difícil de describir. Volvíamos a tener los mapas de Italia, pero temíamos el momento en que empezase a leer los valores y que alguno se acercase demasiado al 10, ya que fue el número que nos indicó que tendríamos que empezar a pensar que nuestro destino podría ser Holanda. Por suerte, estos valores estuvieron por debajo de ese número maldito y la ecografía en la que nos confirmó que podía ver que Víctor y Pablo tenían cuerpo calloso fue uno de los más grandes de nuestra vida. Los mapas de Italia seguirían en nuestra maleta. Nuestro sueño empezaba a tomar forma.
Sin embargo, aunque habíamos superado uno de nuestros temores, todavía faltaba otro que no podríamos superar hasta que no nos hiciésemos una resonancia fetal. Como he comentado, el cuerpo calloso es visible en las ecografías, pero Luis también tiene polimicrogiria y esto no podía descartarse a no ser que Pilar se hiciese una resonancia fetal. Para hacernos esta prueba tuvimos que ir a una clínica privada a Madrid, pero no podíamos hacerla hasta que los fetos no tuviesen por lo menos seis meses. A parte de los nervios al realizarnos esta prueba, teníamos un problema añadido. Pilar tiene una claustrofobia enorme y apenas puede montar en un ascensor. Imaginad lo que supuso para ella estar dentro de la máquina de resonancias sin poder moverse y pensando en que sus pequeños podían tener el mismo problema que su hermano mayor. Ese día fue un calvario y todavía recuerdo como sufría mi mujer pensando que no era capaz de meterse en la máquina y culpándose por no poder hacerlo por sus hijos. Hicimos varios intentos pero el pánico era tan grande que cada vez iba teniendo más nervios y parecía que tendría un ataque de ansiedad. Por suerte, el equipo de resonancias de la clínica Quirón de Madrid tuvo mucha paciencia y, pese al retraso en el resto de resonancias que tenían programadas para ese día, nos permitieron salir de allí para que Pilar tomase un poco el aire y se relajase. Muchas gracias a todo el equipo porque gracias a su paciencia conseguimos que finalmente se pudiese hacer la resonancia fetal.
Habíamos pasado la parte física de la prueba, la que implicaba que Pilar hiciese frente a su fobia, pero faltaba superar la peor parte: el resultado. La resonancia fue por la mañana y esperamos hasta la tarde para poder tener el resultado. Nos dieron un sobre cerrado y nos quedamos mirándolo sin saber que hacer. ¿Lo abrimos? ¿No lo abrimos? Finalmente recordamos lo sucedido con el resultado de la resonancia fetal de Luis y decidimos no abrirlo. Cuando nos dieron el resultado de la última resonancia fetal de Luis había una parte en la que indicaban “ausencia parcial del cuerpo calloso a la altura de la rodilla”. Preguntamos al ginecólogo que nos atendió en La Fe por el significado de aquello y nos dijo que no era nada importante. Como hablaba de cuerpo calloso y de rodilla, tanto mi mujer como yo pensamos que sería algo sin importancia sobre una de las rodillas de Luis y nos olvidamos de ello. Nunca hubiéramos pensado que era una de las cosas que marcarían a nuestro pequeño holandés durante toda su vida. Por este mismo motivo decidimos no leer nosotros el informe y llevárselo al Dr. Gil para que fuese él quien lo leyese y nos transmitiese los resultados.
Qué largo se hizo el viaje de vuelta desde Madrid sabiendo que teníamos en nuestras manos el papel que nos confirmaría si podíamos cumplir nustro sueño de viajar a Italia. Y que largo se hizo el día siguiente hasta que llegamos a la consulta del ginecólogo. Y allí estábamos los dos, entregándolo al Dr. Gil el sobre e indicándole que no nos habíamos atrevido a leerlo. Nos miró, cogió el sobre y lo abrió. Un segundo, una hora. Esa era la equivalencia del tiempo tal como percibíamos que estaba pasando en ese momento. Fueron unos pocos segundos, pero todavía se me encoje el corazón mientras los recuerdo y escribo estas palabras. Se me acelera el corazón como si lo estuviese viviendo en este mismo momento y a medida que me acerco al desenlace noto como mis ojos se van humedeciendo y una lágrima se me escapa recorriendo mi mejilla. Bueno, ya son dos, tres, cuatro. Lloro de emoción por pensar en las palabras que nos dijo el Dr. Gil y también por recordar como las dijo con unos ojos húmedos y brillando por la emoción: TODO ESTÁ BIEN.
Suspiro. Suelto el aire que he mantenido en mis pulmones durante la última frase y vuelvo a respirar. Consigo que la emoción me deje seguir escribiendo y retomo las últimas palabras: TODO ESTÁ BIEN. Que palabras tan fáciles de escribir ahora, pero que difíciles nos resultaron de conseguir. Recuerdo la alegría del doctor al describir lo que decía el informe, una alegría tan sincera que incluso nos llevó al despacho de su hijo, también ginecólogo, para compartir con él la buena noticia. ¡Qué gesto tan bonito por parte de un médico que atenderá diariamente a un montón de embarazadas! ¡Qué trato tan cercano y sincero! Muchas gracias Dr. Gil.
Desde este momento pudimos respirar aliviados y empezar a pensar en pasaportes, maletas y mapas para preparar nuestra llegada a Italia. Podríamos disfrutar de nuestro sueño y preocuparnos sólo por los típicos problemas de un viaje: no dejarnos la cartera en casa, no perder la maleta, que nuestro avión no se retrasase. Podría pasarnos alguna de estas cosas, pero sabíamos que el destino sería Italia. ¡Qué alegría poder viajar así!
Y llegó el día en el que el sueño se iba a hacer realidad. El aterrizaje estaba programado con fecha y hora y por fin llegaba el momento en que podríamos conocer a nuestros italianos. Uno de los días más importantes de nuestra vida. Un 21 de marzo de 2013, hace justamente un año.
Llevo en mente este post varias semanas, pero he querido esperar hasta hoy para escribirlo y publicarlo porque quería que fuese mi regalo de cumpleaños para mis pequeños italianos. Muchas gracias Víctor y Pablo porque habéis llenado nuestras vidas de normalidad. Tanto vuestro hermanito Luis como nosotros tenemos mucho que agradeceros. Si habíamos conseguido que Holanda nos pareciese maravillosa, es un lujo poder disfrutar también de Italia. Este año ha estado lleno de alegrías y me encanta pensar que apenas hemos empezado a disfrutar juntos. Es genial ver como cada uno tenéis una personalidad distinta y tanto una como otra nos llenan de satisfacción. Protegeros, alimentaros, mimaros, jugar con vosotros, veros dormir,… todo se convierte en lo más bonito del mundo. Si además lo unimos a que gracias a vuestro ejemplo vuestro hermanito Luis está empezando a querer imitaros, podemos decir que habéis sido un regalo para el tete Luis y para los papás.
Luis, Víctor y Pablo, nos hacéis muy felices, pero quiero aprovechar para decir a todo el mundo que tener hijos es malo para los labios. Cada noche cuando llego a casa disfruto tanto con vosotros que tengo que reprimir mi amor y mis ganas de apretaros y morderos. El único modo que tengo para hacerlo es mordiéndome el labio inferior y no consigo irme a la cama ninguna noche con el labio intacto. Espero seguir acostándome con el labio mordido durante toda mi vida.
Antes comentaba que para decidir quedarnos embarazados tuvimos que ser muy valientes. Puede que catalogarse uno mismo como valiente no sea lo más correcto, pero no tengo otro modo de explicarlo. El momento de tomar esa decisión fue el momento de mayor valentía de nuestra vida. Sin embargo, aunque durante todo este post he hablado en plural, me gustaría aprovechar este último párrafo para darle las gracias a mi mujer por haber sido tan fuerte y haber podido soportar la tensión durante todo el embarazo. Ella tuvo que sufrir los mismos temores que yo, pero llevando en sus entrañas a nuestros pequeños. Sin ella no podría estar escribiendo este post y a nuestra vida le faltaría la alegría que aportan los pícaros y encantadores italianos. Pi, tu valentía es lo que nos ha hecho ser tan felices como somos ahora. Muchas gracias mi vida. Te vullc.

Hola.
Este post estaba en el blog anterior y los comentarios que se muestran a continuación son una copia de los que en su día publicaron los lectores:
16 COMENTARIOS
1.
Vicente Pérez:
6 abril, 2014 en 9:30
SOY IMBECIL y no escarmiento… ya me ha pasado varias veces que leo el post en un bar mientras tomo café y me es imposible reprimir las lágrimas, la gente pensará que estoy chalao o que me ha dejado la novia o yo que sé, dirán “mira el chalao que llora con el móvil”. Lo prometo, el próximo día compraré el Expansión y así pensaran que lloro por que he perdido el dinero en la bolsa :).
Hacía tiempo que no te escribía y hoy me voy a explayar. Por puntos:
Ya sabes o ya sabéis que me siento super afortunado de que forméis parte de mi vida. Aunque yo no soy tan positivo como tu (más bien soy tirando a negativo) también me emociono con las pequeñas cosas y con los pequeños momentos y bajo mi semblante de seguridad y seriedad, muchas veces me entra congoja cuando pienso en determinados momentos compartidos con personas que me parecen excepcionales. Entre estas personas estas TU. Alguna vez os he comentado que me gusta coleccionar personas, incluso he dicho que Olga me escribirá un libro (ya que yo no escribo demasiado bien y soy vaguete para hacerlo) en el que presente mi colección, pues bien, estate bien seguro que tú estás en mi colección (y Pi también ). Creo que puedes estar orgulloso ya que en esta colección solo aparecen personas de las cuales pienso que deben de existir, personas que hacen que todo esto merezca la pena y personas que me encantaría algún día poderles decir de todo corazón ENCANTADO DE HABERTE CONOCIDO. A la mayoría de estas personas no se lo diré nunca, por vergüenza o yo que se, pero aprovecho el blog que has creado para decírtelo. Solo me jode una cosa, el pensar que mis hijos igual no tienen la suerte de encontrar a una persona así en sus vidas. Ya pueden ir espabilando los italianos para parecerse a sus padres que han de acompañar a mis hijos en su aventura de la vida (OJO, si tocan a Alejandra la tendremos ).
En relación a los conflictos internacionales, como siempre ha pasado en la historia, simplemente que se “joda Italia”. Yo muchas veces cuando Alejandra se enfada, coge rabietas o se frustra por algo que quiere y no consigue, yo le digo “hija mía, ya lo sé, no es justo, no es bonito, pero ves acostumbrándote por que la vida es así”. Por lo tanto, en mi opinión, que vayan acostumbrándose a que la vida no es justa y que algunos tienen y deben tener privilegios simplemente por haber nacido en una familia u otra, por tener un físico u otro o simplemente por que han tenido más o menos suerte que ellos. Por la misma regla de tres en Holanda se puede fumar marihuana y en Italia no, y a los italianos no les queda otra que joderse .
Me queda poco más que decir, así que me despido hasta la próxima entrada, simplemente decirte que sigas viviendo la vida tal y como lo haces que así nos haces más felices a los demás. Estoy ENCANTADO DE HABERTE CONOCIDO .
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Luis Serra:
7 abril, 2014 en 10:58
Joder tío! Me alegré un montón al ver tu comentario, pero sobre todo me alegré de poderlo leer en el móvil mientras nos tomábamos una cerveza juntos. Así pude darte un abrazo para agradecerte tus palabras porque lo que diga hoy por escrito se quedará corto. Cuando leí ayer tu comentario (que por cierto, no seas modesto porque está muy bien escrito) me hizo sonreír y emocionarme, pero también me dio lástima. Sonreí al leer los toques simpáticos que escribiste (no quiero ni pensar cuando Alejandra empiece a ponerse minifaldas). Me emocioné con tu sinceridad, con saber que te alegras de haberme conocido y saber que estaré en tu libro. Pero también me dio lástima. Lástima por la parte en la que dices que hay personas a las que no dirás nunca que estás encantado en haberlas conocido. Y no me refiero a que me da lástima que no lo digas, si no a que la mayoría de personas estamos en la misma situación. Deberíamos dejar nuestros reparos y decir más veces “te quiero” a la familia, dar más abrazos a los padres y poder decir sin vergüenza que estamos encantados de haber conocido a nuestros AMIGOS. Aprovecho también este trocito de Internet para decirte que también estoy ENCANTADO DE HABERTE CONOCIDO. Un fuerte abrazo, AMIGO!
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2.
Trusca:
1 abril, 2014 en 14:52
Ahh!!! por cierto, y sobre lo de regañar o premiar, a cada uno lo suyo, lo hacéis bien de todas formas. Los niños son muy inteligentes, y a cada uno hay que darle lo suyo en cada momento. (No se si ayudo) besos.
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o
Luis Serra:
1 abril, 2014 en 23:43
Uf!! Qué difícil es! Debería haber un manual!
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3.
Trusca:
1 abril, 2014 en 14:46
Jooo, que decirte….. me dejas sin palabras, lo he leído un montón de veces porque se me inundan los ojos. Sois los mejores padres, la mejor familia, la mejor pareja, sois valientes y luchadores, dignos de mi admiración. Os diría todos los días lo que os quiero y admiro por como afrontáis la vida. Tanto para Luis como para vosotros creo que Victor y Pablo os ha venido fenomenal, y Luis aprenderá mucho de ellos. Es muy listo y aprende rápido.
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o
Luis Serra:
1 abril, 2014 en 23:36
Ahora no se que decirte yo! Muchas gracias!! No hacemos nada que no haría cualquier padre por sus hijos. Cada uno tenemos unas barreras que superar y lo único que hacemos nosotros es decorar esas barreras para que sea más alegre compartir la vida con ellas. Como bien dices, Víctor y Pablo nos han ayudado mucho en este aspecto. También vosotros sois unos súper padres, aunque vuestras barreras son diferentes. Os queremos un montón. Besos para los cuatro.
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4.
Natalia:
24 marzo, 2014 en 15:58
Jopetas Luis me quedo sin palabras cada vez que vuelves ha escribir. … os admiro como personas como amigos como cuñados y como padres un besazo a los cinco
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Luis Serra:
24 marzo, 2014 en 16:29
Hola cuñada! Sabes que la admiración es mutua. Un beso muy fuerte para vosotros.
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5.
cristina:
22 marzo, 2014 en 22:38
Nunca he visto a nadie que plasme mejor sus sentimientos. Me emociono cada vez que leo tus post, pero con este te has superado. Luis necesitaba a sus hermanos. Ellos le motivan, intenta hacer lo que ve y lo consigue, despacio, pero lo consigue. Bravo por el, es muy valiente por intentarlo. Solo una cosa mas: sed felices. Aaahh y el vaso siempre medio lleno. Un besito para los benjamines y otro un poco mas especial para Luis.
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o
Luis Serra:
22 marzo, 2014 en 23:07
Hola Cristina. Siempre consigues arrancarme una sonrisa cuando veo que has dejado un comentario. Me alegro de que te emociones con cada post y que te guste como expreso mis sentimientos. Me gustaría puntualizar tu comentario sobre el vaso. Dices que “siempre el vaso medio lleno”. Yo no estoy de acuerdo con eso. Alguna vez tendremos que tenerlo lleno hasta arriba no? Jeje . Un beso.
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6.
Pilar:
22 marzo, 2014 en 16:10
Gracias a la valentía de ambos, todos podemos disfrutar de ITALIA y de los nuevos retos que se le presentan y va superando Holanda que poco a poco aprenderá a defender sus fronteras para que les sea más difícil invadirla.Besos
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Luis Serra:
22 marzo, 2014 en 23:00
Jeje. Esperemos que pronto termine esa invasión. No se que llegará antes, que Holanda sepa defenderse o que Italia aprenda a protegerla, pero en cualquiera de los dos casos habremos superado un nuevo reto y disfrutaremos de ese avance. Un beso.
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7.
blanca:
22 marzo, 2014 en 0:20
IMPRESIONANTE Luis. Serías un gran escritor. Es increíble como logras plasmar desde la primera hasta la última palabra tus sentimientos. Es INCREIBLE como el AMOR esta muy por encima del miedo y gracias a ello hoy sois familia numerosa. Nadie puede decirte como hacerlo mejor , porque es imposible hacerlo mejor.Sois Genialesss.
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o
Luis Serra:
22 marzo, 2014 en 16:05
Wow! Muchas gracias Blanca. Permíteme que me sonroje . Supongo que expresar los sentimientos es fácil cuando están tan a flor de piel y estás abierto a compartirlos. Un beso muy fuerte para los cuatro.
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8.
Teresa:
21 marzo, 2014 en 20:43
Com sempre, genial!! Felicitats als dos nanets, un abraç a Pipi i a tu i un beset especial per a Luis….
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o
Luis Serra:
22 marzo, 2014 en 15:56
Muchas gracias Teresa. Un abrazo también para vosotros. Le daré ese besito especial a Luis de tu parte… bueno, le daré más de uno porque me es imposible darle uno sólo. Ahora entiendo a nuestras abuelas
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