
¿Qué versión de ti mismo prefieres?
Este post es algo distinto a lo que he escrito hasta ahora. Probablemente te extrañe el principio, pero tendrá su sentido al final.
Hace unos días pasamos la mañana en revisiones médicas para Luis. Fue medio día perdido porque entre desplazarnos a Valencia, aparcar, ir a las consultas y esperar a que nos atendieran pasamos la mañana entera.
Si esto tuviésemos que hacerlo una o dos veces al año no habría problemas, pero todas las semanas tenemos alguna visita al médico y es algo que nos hace perder mucho tiempo. Además, si las consultas sirviesen para algo todavía tendría compensación el esfuerzo, pero no consiguen saber cuál es el problema de Luis y lo único que hacemos es llevarlo una y otra vez al hospital para no avanzar nada.
A primera hora tuvimos que ir a la consulta del oculista para que revisara la úlcera que le ha salido en el ojo a Luis. Tuvimos que entrar al centro de Valencia y buscar un parking para poder aparcar. Luego tuvimos que subir en un ascensor estrecho hasta la primera planta para entrar a la consulta. Allí nos atendieron y nos dijeron que pasásemos a la sala de espera hasta que nos llamase la doctora. Tras una breve espera nos atendió y revisó el ojo de Luis para decirnos que la úlcera se estaba cerrando, pero que quería vernos en unos quince días para volver a revisarla. En apenas cinco minutos nos había atendido y tras poner unas gotas en el ojo de Luis ya estábamos fuera de la consulta. Habíamos perdido un montón de tiempo por apenas cinco minutos de consulta.
Cuando salimos fuimos al parking y nos dirigimos al hospital para la siguiente consulta. Llegamos una media hora antes y pensé que tendríamos tiempo para tomarnos un café tranquilos, pero fuimos al despacho de la asistente social que nos atendió cuando nació Luis y no pudimos tener tiempo para el café porque estuvimos gestionando varias cosas. ¡Qué malos recuerdos me trae pensar en lo sucedido! ¡Qué malos momentos pasamos y que duro se nos hace pensar en aquellos días!
Al salir de su despacho fuimos a la consulta de la doctora de digestivo que lleva el seguimiento de Luis y nos sentamos en la sala de espera. ¡Otra vez a perder el tiempo! Lo peor es que sabíamos que esta consulta era sólo para controlar el peso de Luis y que la doctora no podía hacer nada para solucionar el problema que tiene con sus náuseas. Durante la consulta nos comentó que la Neuropediatra quería hacerle a Luis alguna prueba por si su problema digestivo podía tener una base neuronal. Tal vez se deba a su lesión cerebral, pero seguramente será una nueva prueba sin ningún resultado. Después del control de peso nos recetó de nuevo los batidos que le damos por la noche a través de la gastroclisis y quedamos en que volveríamos a la consulta dentro de tres meses.
Una vez finalizada la consulta salimos con prisa porque queríamos llegar pronto a casa para no retrasar más la comida de Luis, pero todavía nos faltaba ir a Medicina Nuclear para preguntar si sabían algo de la prueba que había solicitado el cirujano hacía más de un mes. Tras preguntar en recepción y confirmarnos que la cita estaba para febrero pudimos ir ya a por el coche para volver a casa.
Habíamos perdido toda la mañana para nada y le habíamos retrasado la comida a Luis casi dos horas.
En estas líneas he contado lo que realmente pasó, pero al mismo tiempo también es mentira. Eso fueron los hechos, pero no las sensaciones. Así fue como lo vivimos:
Hace unos días pasamos la mañana en revisiones médicas para Luis. Casi todas las semanas tenemos algún día en que tenemos que ir al médico, pero esos días son un regalo para que Luis pueda estar con sus papás y que nosotros podamos disfrutar de nuestro holandés. Nos cuesta dejar el trabajo y saber que no estaremos en toda la mañana en la oficina, pero allí tenemos gente muy válida que hace su trabajo a la perfección y tenemos la confianza de dejarla en buenas manos.
Tanto los médicos como nosotros no dejamos de insistir en descubrir el problema que tiene Luis con la comida y, aunque de momento no hemos conseguido encontrar una solución, reconforta saber que no dejan de intentarlo y que siguen citándonos una y otra vez.
A primera hora tuvimos que ir a la consulta del oculista para que revisara la úlcera que le ha salido en el ojo a Luis. Por suerte hay un parking muy cerca y no tuvimos que perder tiempo buscando sitio para aparcar. Tras subir en ascensor a la consulta nos dijeron que pasásemos a la sala de espera y a los pocos minutos de estar allí salió la doctora directamente a recibirnos y nos coló para poder atendernos lo más rápido posible. En la visita anterior le habíamos dicho que teníamos cita en el hospital y dijo que en cuanto llegásemos nos atendería. Y así fue. Fue agradable saber que se acordaba de nosotros y que había tenido el detalle de colarnos delante de otros pacientes para no hacernos esperar. Pero más bonito fue ver el trato que tenía con nuestro holandés, al que no paraba de decirle cosas y darle caricias y besos. Luis estaba algo receloso porque no le gusta nada que le toquen los ojos, pero poco a poco debió ver el cariño que le estaba mostrando la doctora y acabó acercándole su frente para recibir mimos. Le puso unas gotas en el ojo para comprobar si la úlcera estaba cerrada y nos confirmó que todo estaba bien y que terminaría cicatrizando y desapareciendo de modo natural. Nos volvió a citar pasados unos quince días para revisar si todo seguía el curso normal y volvió a darle mimos a Luis antes de que saliésemos de su consulta. Da gusto cuando un profesional no pierde tiempo explicándote miles de términos que no conocemos y que con apenas unos minutos te transmite la confianza de que todo va bien. Al salir fuimos a recepción para pagar la visita y coger una nueva cita y nuestra sorpresa vino cuando nos dijeron que esa visita no teníamos que abonarla, ya que se trataba de una revisión sobre la primera consulta.
Del oculista nos dirigimos directamente al hospital. Siempre aparcamos en el parking de La Fe porque es imposible encontrar sitio, pero esa mañana tuvimos la suerte de encontrar una plaza a la puerta del hospital y pudimos aparcar ahorrándonos el parking. Nuestra idea era poder llegar con tiempo suficiente para poder pasar a saludar a María Antonia, la asistente social que nos atendió cuando nació Luis. Por suerte, como en la consulta del oculista nos atendieron tan rápido, teníamos media hora para poder saludarla antes de la cita con la doctora de digestivo.
Le habíamos preparado una caja de mandarinas, mermelada y miel junto a una carta para agradecerle todo lo que hizo por nosotros y lo cercana que fue en aquellos momentos tan difíciles, por lo que nos dirigimos a su despacho contentos por poder demostrarle ese agradecimiento. En cuanto nos vio nos conoció y nos hizo pasar. Nos saludamos y le dimos la caja y la carta. Fue un momento muy emotivo y bonito. Nuestra única idea al pasar a saludarla era darle las gracias y ese pequeño regalo, pero nos estuvo preguntado por Luis y si ya habíamos presentado todos los papeles de minusvalía y dependencia. De nuevo nos había vuelto a ayudar, sin esperarlo, para aclarar algunas cosa que no sabíamos si habíamos presentado y para gestionar la solicitud de la tarjeta de aparcamiento para personas con discapacidad. Nos despedimos dándole de nuevo las gracias por todo y emocionados recordando lo que nos ayudó y como cambió nuestra vida con su ayuda.
Nos hubiera gustado tener tiempo para tomarnos un café, pero aquel momento con Maria Antonia había valido la pena.
De allí fuimos directos a la consulta de la doctora de digestivo que lleva el seguimiento de Luis y durante la espera estuvimos jugando con él y cantándole para que nos gritase cada vez que llegaba el estribillo. Cuando entramos a la consulta le pesaron y midieron y vieron que por fin había pasado la barrera de los 10kg. Llevaba más de un año sin llegar a pasar de los 10Kg. y ahora ya pesaba 11.200Kg. Seguía por debajo del mínimo, pero por fin empezaba a remontar. No hemos conseguido solucionar su problema con las nauseas, pero por lo menos hemos conseguido que aumente de peso y que vaya cogiendo fuerzas.
La doctora estaba muy contenta con este aumento de peso y se notaba que estaba satisfecha por haber superado esa barrera, aunque siguiésemos sin saber los motivos de sus nauseas tras cada comida. Nos comentó que su Neuropediatra quería revisarlo y comprobar algunas cosas, por lo que suponemos que querrán estudiar si el problema de Luis puede ser algo neuronal debido a su lesión cerebral. Nosotros siempre hemos tenido esa duda y será bueno poder descartar esa opción en el caso de que las pruebas salgan negativas.
Para finalizar la consulta nos recetó más batidos calóricos de los que le damos por la noche a través de la gastroclisis y quedamos en que volveríamos a la consulta en tres meses. Los batidos que nos recetó la última vez eran en tarros de cristal que no servían para la gastroclisis y teníamos que estar cambiando el contenido a unos envases especiales para ello. Por suerte, la nueva receta era de batidos que van en envases adaptados para la gastroclisis y eso nos hará más cómodo preparar cada noche la alimentación nocturna de nuestro holandés.
Teníamos prisa por llegar a casa para no retrasar más la comida de Luis, pero todavía nos faltaba ir a Medicina Nuclear para preguntar si sabían algo de la prueba que había solicitado su cirujano hacía más de un mes. Llevábamos tiempo esperando a que nos llamasen y nos extrañaba que todavía no nos hubiesen dado cita, así que fuimos directamente a preguntar en recepción. Cuando dijimos el tipo de prueba que estábamos esperando supieron enseguida de que estábamos hablando y nos dijeron que acababan de registrar la cita y que estaban a punto de llamarnos. La cita estaba para febrero, así que ya teníamos una cosa más gestionada.
De camino a casa íbamos sonriendo y comentando lo provechosa que había sido la mañana. Habíamos terminado muy rápido la visita del oculista y Luis estaba bien. Disfrutamos de un momento con su asistente social y pudimos agradecerle todo lo que había hecho por nosotros. Nos aclaró algunas cosas que dudábamos si habíamos presentado y nos ayudó a gestionar la tarjeta para aparcar como minusválidos. Confirmamos que Luis había ganado 1,2Kg. desde la última visita y que estaba cerca de estar en las gráficas, aunque fuese en el mínimo. Vimos la alegría de su doctora al confirmar el peso y también esto nos motivó. Conseguimos la receta de unos batidos más cómodos para preparar la gastroclisis y confirmamos que ya teníamos cita para la prueba de Medicina Nuclear. Además, habíamos pasado la mañana con nuestro holandés y habíamos disfrutado de él. La única pega es que se le había retrasado la comida en unas dos horas, pero… Luis sin comer es feliz, así que no hay mal que por bien no venga.
Y tú, ¿cómo prefieres vivir tu vida? Centrarte en buscar el lado negativo de lo que te está sucediendo o disfrutar del lado positivo de lo que estás haciendo. ¿Qué versión de ti prefieres? Todo está en tus manos. Es tan sencillo como darle la vuelta 🙁 🙂

Hola.
Este post estaba en el blog anterior y los comentarios que se muestran a continuación son una copia de los que en su día publicaron los lectores:
4 COMENTARIOS
1.
Pilar:
30 enero, 2014 en 12:08
Hola Luis, sin lugar a dudas me quedo con el OK. Tú con tus post nos ayudas a muchos a que cada vez veamos más ese lado de la vida, a veces cuando el día se empieza a torcer, pienso en vosotros y me digo que narices estoy haciendo mirando el día boca abajo ponte de pié verás como es distinto y oye sabes que funciona.
Me alegro mucho que la ulcera de Luis vaya mejor y que su peso poco a poco esté aumentando.
Muchos besos y gracias por todo.
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o
Luis Serra:
30 enero, 2014 en 13:18
Hola Pilar. Ojalá todos los días fuesen OK, pero es bueno saber que si alguno es KO podemos cambiar el orden de las letras. Seguirán siendo una K y una O, pero las veremos con mejor cara. Me alegro de colaborar un poquito en que puedas dar la vuelta a esos días malos y en lugar de verlos boca abajo puedas verlos de pié. Un beso
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2.
Natalia:
29 enero, 2014 en 23:05
Gracias luis por este blog, por recordarme ko ok, en un mes mas o menos tendre revision con mi neurologa y staba pensando uff q rollo otra vez ir en ayunas, analítica, control neuronal… pero al leer tu blog me ha cambiado el chip y me he dicho , dentro de poco tengo control q guay pues no he tenido nigun brote y me dira q muy bien.
Me alegra mucho lo de luis y ok, besitos
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o
Luis Serra:
30 enero, 2014 en 10:33
Hola Natalia. Me alegro mucho de que al leer el post hayas cambiado el chip y te hayas pasado al lado OK. La misma situación podemos verla desde varios puntos de vista. La situación no podemos cambiarla, pero verla desde el lado optimista o pesimista dependen de nosotros. Es genial que vayas a tomarte la revisión como indicas en el comentario. Un beso
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