¿La emoción moja?

24 de julio de 2014. El ratoncito que desató mi emoción.

La emoción es la llave que abre la puerta a mis lágrimas.

Llevamos ya un mes de verano y este año lo empezamos con una cantidad enorme de lágrimas. Hacía tiempo que no lloraba tanto y durante tanto tiempo, pero el día en el que acabó el cole de nuestro holandés casi me quedé seco. Ese mismo día me hubiese encantado encontrar unas horas para sentarme a escribir, pero apenas tuve tiempo de comentarlo en una breve entrada en Facebook.

Desde aquel día he querido sentarme a escribir pero no consigo encontrar el momento para hacerlo. Entre la terapia intensiva que está haciendo Luis con el método Therasuit, las consultas con sus médicos y los dos italianos, apenas tenemos tiempo para nada más. Por fin esta mañana he tenido las fuerzas para levantarme una hora más pronto y antes de llevar a Luis a su terapia he conseguido sentarme a escribir. Bueno, no es totalmente cierto que haya tenido fuerzas para levantarme. El motivo real es que nuestro holandés ha dicho que no quería dormir más a las 6:30h. y he acabado levantándome para aprovechar el momento. Luis cada vez quiere estar menos en brazos y prefiere estar jugando en el suelo, por lo que cuando se despierta tan pronto, aunque queramos acunarlo, suele pedirnos que le dejemos sobre el suelo de espuma del salón para jugar. Sin embargo, hoy he podido tenerlo jugando en brazos hasta las 7:30h. por lo que he tenido menos tiempo del que creía para escribir, pero mucho más para disfrutar de mi campeón. Apenas tengo unos minutos para escribir, pero lo por lo menos podré empezar las primeras lineas de un post que llevo retrasando durante demasiado tiempo. Hace un mes tenía muy claro sobre lo que iba a escribir el siguiente post. Una semana más tarde sucedió algo que me hizo tener otra idea. Unos días más tarde pensé en otra temática y ahora estoy lleno de dudas sobre lo que escribir. ¿Dejo cada idea para un post distinto o las unifico en el mismo post? Bueno, haré lo que más me gusta. Sentarme a escribir y dejar que las palabras vayan fluyendo como quieran, sabiendo como empezar pero sin saber como serán los siguientes párrafos. Será difícil porque seguramente escribiré buscando huecos en lugar de hacerlo todo de un tirón, pero espero que esos huecos no se distancien mucho en el tiempo para no perder demasiado el hilo. Lo dejo aquí de momento a la espera de encontrar más minutos para poder sentarme ante el teclado.

Cuatro días más tarde vuelvo a encontrar otro hueco para escribir, pero de nuevo serán sólo unos minutos, ya que en media hora tengo que llevar a Luis a su sesión de hipoterapia. Los primeros minutos que conseguí dedicar a este post sirvieron para escribir las primeras lineas e hicieron de trampolín para poder empezar el post. Hoy me servirán para decidir la temática de un post que espero poder terminar esta noche: la emoción moja.

El día en que acabó el cole fue la fiesta de final de curso de Luis y se iba a celebrar una función con todos los niños holandeses. Tengo que reconocer que no estaba demasiado ilusionado en ir a la función y a la comida que se celebraba después, ya que nuestro campeón apenas se enteraría de nada, pero sobre todo porque tenía miedo de que ver a tantos niños especiales me afectase y me entristeciese. Recuerdo la ilusión con la que fui a ver la guardería a la que irán los dos italianos a partir de septiembre y la comparo con la tristeza que nos dio ver el colé de Luis la primera vez. Conseguir que esa tristeza se volviese en alegría es lo que sirvió para escribir el primer post de este blog, pero fue un duro día y temía volver a pasar por lo mismo. Una función de final de curso en la que tus hijos saben que empieza el verano y tienen alegría de ir a ese acto es muy diferente a lo que nos esperaba a nosotros. De echo, podíamos invitar a los abuelos para ir a la función y a la comida, pero no quise que pasasen por una situación difícil y preferí no decirles nada. Ahora me arrepiento. Ahora se lo equivocado que estaba. Ahora, tras haber disfrutado como nunca, siento no haberles llevado con nosotros.

Al llegar estábamos un poco perdidos porque apenas conocemos al resto de padres de los niños holandeses que van a ese cole, lo que unido al miedo que tenía por sentirme triste hizo que los minutos que esperamos hasta que entramos en el salón de actos se me hiciesen eternos. Además, el calor era insoportable y temía pasarme la función limpiándome el sudor de la frente. Sin embargo, nada de eso sucedió. En cuanto entramos al salón de actos la magia del momento me envolvió. Allí no había niños con las caras pintadas como animalitos. No. Allí sólo había verdaderos personajes salidos de las fábulas y cuentos que todos hemos escuchado de pequeños. Estaba la Ratita Presumida, el ratoncito con el que se acabaría casando, conejitos, ardillas, leones, y, detrás de todos ellos, en medio de una fila de ratoncitos, estaba el ratón más dulce que Walt Disney podría imaginar. Allí estaba nuestro pequeño holandés, con su naricita y orejitas de ratoncito, esperando a que sus padres lo viesen para quedarse derretidos por la emoción. En medio de una gran sala de actos con unos pocos bancos delante de un escenario formado por un montón de sonrisas especiales desapareció mi miedo a vivir una experiencia triste y mi corazón se llenó de una emoción que todavía disfruto cuando la recuerdo escribiendo estas líneas. La situación de Luis es lo más alejado de la normalidad que podíamos esperar cuando estaba en la barriguita de su mamá, pero en la situación menos normal de todas, rodeados de sus compañeros holandeses, vivimos uno de los momentos de mayor normalidad hasta la fecha. Los personajes de fábulas que acompañaban a Luis en el escenario estaban en sillas de ruedas, al igual que él, pero el echo de poder vivir una experiencia así por primera vez hizo que pudiésemos disfrutar de un capítulo que hasta la fecha nos era desconocido: la función de final de curso de nuestro hijo.

Ese día no encontré tiempo para sentarme a expresar todos los sentimientos que tuve la suerte de vivir, pero no pude evitar escribir unas líneas en Facebook porque tenía la necesidad de gritar bien fuerte lo que me habían hecho disfrutar todos aquellos ángeles holandeses. Quería esperar a plasmarlo en un post, ya que eso me permitiría poder hablar más extensamente de la experiencia vivida, pero tuve tan gran satisfacción que me vi obligado a escribirlo. Fue mucho más breve de lo que me hubiese gustado, ya que la explosión de sentimientos que detonó en mi corazón era difícil de explicar en un resumen, pero me sirvió para matar el gusanillo hasta el día de hoy.

En apenas cuatro líneas he dicho que aquellos ángeles me hicieron disfrutar y que tuve una gran satisfacción de poder vivir aquella experiencia. Eso tan sólo son dos detalles que se quedan muy cortos si pretendo explicar todas las sensaciones vividas.

Como comentaba antes, hacía mucho calor y temía pasar toda la función limpiándome las gotas de sudor de mi frente. Sin embargo, no recuerdo haberme tenido que secar ni una sola gota de sudor, aunque mis manos si que hicieron incontables viajes a mi rostro para limpiarlo de agua. Agua salada, como el sudor, pero no salía de mi frente, si no de mis ojos. En cuanto vi a mi ratoncito empecé a llorar de emoción, pero lo más bonito es que durante la hora que duró la función no dejé de hacerlo. Lloraba sin poder evitarlo, pero tampoco me lo propuse. Estaba disfrutando de cada una de aquellas lágrimas y no quería parar. Desde que nació Luis apenas he llorado y las veces que lo he hecho ha sido siempre de felicidad. Nunca sabré el motivo por el que no me salían las lágrimas de tristeza durante los primeros meses de vida de nuestro holandés, pero la cuestión es que en cuanto me emocionaba aprovechaban para salir a empujones. Aquello debió suceder el día de la función, ya que parecía que mis lágrimas querían aprovechar que había abierto la puerta y ni siquiera una quería quedarse dentro.

La primera representación fue la de La Ratita Presumida. Esa era la actuación en la que Luis hacía de “extra” y disfruté viendo como los protagonistas representaban a cada uno de los animales que le pedían matrimonio a la ratita mientras ésta les daba calabazas. Por último, salió un ratoncito muy simpático que con las famosas palabras “dormir y callar” se ganó el amor de la ratita.

Una vez finalizada esta representación se llevaron a todos los participantes y Luis ya no volvió a aparecer en el escenario, pero no por ello cesaron mis lágrimas ni mi emoción. Tal vez por eso me pareció tan mágica aquella experiencia.

Hasta ahora la emoción estaba directamente relacionada con ver a nuestro pequeño holandés en el escenario, pero con las siguientes actuaciones, aunque ya no estaba Luis, la emoción se mantuvo en lo más alto. Cada vez que veía a un grupo nuevo salir a representar sus personajes me volvía a desbordar una sensación de ahogo provocada por picos de emoción en estado salvaje. Las lágrimas eran la parte visible, pero la sensación de que mi corazón quería explotar, de que el pecho se me encogía y me faltaba el aire, era la parte que vivía por dentro. Esa sensación la tuve ininterrumpidamente durante toda la función y disfruté de ella cada segundo saboreándola al máximo.

Era emocionante ver como los holandeses desprendían esa enorme ilusión al representar sus personajes y como ante cada escena sonaban los aplausos más sinceros que he escuchado en la vida. ¿Cómo podía haber tenido miedo de vivir aquella situación? Me da un poco de vergüenza reconocerlo, pero tenía miedo de que me entristeciera estar compartiendo unas horas con niños especiales como Luis. Sin embargo, me llenaron de alegría. Alegría por haber ido. Alegría por lo que me hicieron disfrutar. Alegría por verles felices. Alegría por lo que aprendí. Si, porque ese día no sólo disfruté, también aprendí una nueva lección: ¡querer es poder! Todos esos ángeles han tenido más barreras en su corta edad que las que tendremos nosotros nunca. Sin embargo, allí estaban, disfrutando al representar los papeles que habían ensayado y felices de hacerlo ante los aplausos de su público. ¿Qué nos impide a nosotros lanzarnos a hacer lo que nos gustaría? ¿El miedo? ¿La vergüenza? ¿El “qué dirán”? Dejemonos de excusas y saltemos a hacer aquellas cosas que llevamos tanto tiempo retrasando.

En la entrada que publiqué en Facebook comentaba que en “Pretty Woman” Julia Roberts dijo “me he meado en las bragas” al salir de su primera ópera. Yo derramé tantas lágrimas que el sudor no pudo aparecer a lo largo de la función y si llega a durar algo más me hubiese deshidratado. Estoy convencido de que si alguna vez voy a la ópera no disfrutaré tanto como disfruté con el fin de curso holandés. Seguramente en las siguientes funciones también disfrutaré, pero nunca será lo mismo. Me da pena pensar que ya no me sorprenderá la emoción porque sabré lo que me espera. Sin embargo, siempre guardaré en mi memoria mi “primera vez” y la disfrutaré en el recuerdo como un tesoro que encontré sin haberlo buscado. Seguramente la mayoría de vosotros seréis afortunados por no tener que ir a ver una función de un familiar holandés, pero me gustaría aprovechar las últimas líneas del post para dar ánimos a todos aquellos que si que tienen un ángel holandés en su familia y decirles que disfrutarán de ellos como nunca lo han soñado. Si ya lleváis años disfrutando de vuestro ángel no hace falta que os explique nada. Sin embargo, si hace apenas unos meses que habéis aterrizado en Holanda y todavía estáis llorando por haber llegado a un destino que no esperabais, me gustaría daros ánimos  y confirmaros que en Holanda disfrutaréis tanto como en Italia.

Tengo la suerte de haber tenido un holandés y dos italianos y de ninguno de ellos disfruto más que de los otros. Cada uno me da algo especial. La única diferencia está en que ya sabía de antemano lo que iba disfrutar en Italia, pero nunca hubiera imaginado lo que estoy disfrutando en Holanda. Los niños son magos sin chistera que en lugar de sacar conejos, hacen aparecer sonrisas. En Holanda también hay magia y tu mago terminará haciéndote sonreír.

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Una respuesta a «¿La emoción moja?»

  1. Hola.

    Este post estaba en el blog anterior y los comentarios que se muestran a continuación son una copia de los que en su día publicaron los lectores:

    12 COMENTARIOS
    1.
    Dolores Comes:
    17 septiembre, 2014 en 18:26
    No havia pogut llegir aquest post, pero com tots els anteriors, no m’has defraudat. gracies per compartir estos moments. a mes de contagiar-nos l’amor per Holanda, i pel teu holandes, conseguixes que cada dia quan me trobe amb vosaltres pel carrer el senga un poc meu tambe, si tu m’ho permets, i aixo tambe fa que valore cada dia mes, a les meues italianes i done gracies per elles.
    amunt, sempre.
    enrrere, sols per agafar impuls.

    o
    Luis Serra:
    17 septiembre, 2014 en 20:12
    Hola Dolores, desde luego que lo permito. Es más, lo disfruto. Es una de las cosas que comento en el nuevo post que estoy apunto de publicar. No me des las gracias por compartir estos momentos. Me encanta hacerlo. Soy yo quien agradece que dediques parte de tu tiempo a leerlos y que te dejes contagiar ese amor por Holanda. Me encanta el final de tu comentario: Hacia atrás sólo para tomar impulso

    2.
    sara:
    6 agosto, 2014 en 10:23
    Hola Luis… Cada vez que te leo me enamoro más de Holanda… me encantaria que todos los papis del mundo fueran como tu y supieran amar holanda como tu lo haces, seguro que serian muuuuucho más felices !!!!! Gracias por enseñarme la otra forma de ver las cosas, gracias por mostrarnos las maravillas de Holanda.

    o
    Luis Serra:
    16 agosto, 2014 en 0:53
    Hola Sara. ¿Te cuento un secreto? Amar a Holanda se contagia. Cuando muestras tanto amor por Holanda y lo gritas a los cuatro vientos, la gente se contagia y termina siendo embrujada por Holanda. Nosotros somos mucho más felices al haber aprendido a disfrutar de nuestro viaje por Holanda, pero también al poder compartirlo con la gente que nos rodea. Gracias a eso, todos muestran cariño hacia nuestro campeón y recibimos constantemente muestras de apoyo y admiración hacia Luis. Las maravillas de Holanda enamoran y quien las descubre queda prendido de ellas. Muchas gracias por tus palabras y por seguir leyéndonos. Un beso.

    3.
    JMM:
    4 agosto, 2014 en 15:00
    Hola!!apenas hace dos meses que nos han confirmado que tenemos una pequeña holandesa, con 12 meses-Solo espero poder llegar a disfrutarla como tu lo haces.
    Me encantan tus post. me están dando mucha fuerza e ilusión.
    Muchas gracias

    o
    Luis Serra:
    16 agosto, 2014 en 0:43
    Buenas noches. Holanda te parecerá un sitio menos soleado de lo que te gustaría, pero con el paso de los días seguro que disfrutas tanto como nosotros. Cuando nos enteramos de que Luis sería nuestro holandés buscamos fuerzas donde no existían para aceptar la situación y pensar que podíamos seguir siendo felices. Entonces conseguimos sacar esas fuerzas y seguir adelante, pero nunca hubiésemos imaginado que aquella situación se convertiría en algo que nos hace disfrutar tanto. Nos llena de emoción, satisfacción, alegría,… cada pequeño logro de nuestro campeón holandés y sus sonrisas nos cargan las pilas a toda la familia. Seguro que poco a poco empezáis a conocer mejor todos los secretos que hay escondidos en Holanda y empezáis a disfrutar igual como lo hacemos nosotros. Me alegro de que los post te estén dando fuerza e ilusión. Es muy satisfactorio pensar que podemos podemos aportar nuestro granito de arena desde la distancia. Muchos ánimos un un beso muy fuerte.

    4.
    Yolanda Alcaide:
    30 julio, 2014 en 1:23
    No podías explicar de mejor manera el torbellino de sensaciones, emociones, temores, dudas… ante un acontecimiento en el que no sabes qué pasará. A mi me ocurrió algo parecido en la primera fiesta de final de curso del cole especial de Paula. No pude evitar las lágrimas pero también las risas y sentí una gran admiración hacia los niños y el profesorado. Cómo disfruté!!! Me sentí BIEN, en familia, allí todos nos entendíamos…..
    Y te diré más: cada año te sorprenderá la fiesta de final de curso, ya verás!!!! Ninguna es igual y saldrás con la misma emoción que con la primera. Te lo digo yo que llevo 11 fiestas y todas logran sorprenderme!!!
    Recuerda lo que tú mismo has dicho y que me ha encantado: “todos los niños son magos que hacen aparecer sonrisas y en Holanda también hay magia”. Yo añadiría: hay mucha magia y de la buena, nuestros holandeses son unos magníficos magos!!!!
    Por cierto, este año tu holandés ha sido un precioso ratoncito!!!! Pero el curso que viene… qué será o que hará? No lo sabes pero estoy seguro que te sorprenderá y te arrancará, de nuevo, miles de sonrisas y lágrimas!!! Un beso familia!!

    o
    Luis Serra:
    31 julio, 2014 en 0:44
    Seguro que si Yolanda! Seguro que cada año nos sorprenderá la fiesta y cada año volveré a llorar de emoción. Espero que, como tu dices, esa sensación sea igual que la primera vez, ya que disfruté de la sorpresa y la emoción como no hubiera imaginado. Ratoncito, conejito o león, seguro que nuestro mago sigue haciendo aparecer sonrisas en nuestro rostro función tras función. Holanda es mágica!! Un beso.

    5.
    Trusca:
    25 julio, 2014 en 9:39
    Jooo estaba esperando que escribieras de nuevo, me conmueves cada vez que te leo, y os siento mas cerca. Me hubiera encantado compartirlo con vosotros.Aunque me haces llorar siempre. Adelante como siempre.Besos.

    o
    Luis Serra:
    25 julio, 2014 en 16:31
    Me alegra un montón ver que estabas esperando a que volviese a escribir. No hay nada mejor que saber que alguien quiere leer lo que escribes
    No pudiste vivirlo con nosotros, como tampoco nosotros hemos podido estar en los de Jorge y Laura. Es lo que tiene la distancia, pero me alegra que al leer el blog nos sientas más cerca. Un beso.

    6.
    toni ortega:
    24 julio, 2014 en 17:47
    luis no sabes como he llorado y disfrutado a la vez , leyendo tu ” tu primera opera ” conmueves con cada palabra que escribes pero como tu hoy mis lagrimas eran de alegria al imaginar como todos los holandeses hacian su funcion de final de curso . no te deshanimes nunca , no sabemos lo que el porvenir nos depara .dale un besito de mi parte a luis y mucho animo .

    o
    Luis Serra:
    24 julio, 2014 en 23:36
    Muchas gracias. Me alegro de que hayas disfrutado, aunque sea con lágrimas. Si son lágrimas de alegría son siempre bienvenidas. Luis ya tiene el besito de tu parte

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