Felicidad: búscala, lucha por encontrarla y aprende a disfrutarla.

4 de octubre de 2013. Disfrutar la felicidad.

Soy positivo y eso me ayuda luchar por encontrar la felicidad.

Hace unos meses escribí mi primer post a la espera de tener un blog donde publicarlo. Hace pocos días conseguí tener el blog y sólo faltaba el momento para publicarlo. Hoy es el día perfecto. Hoy 4 de octubre de 2013 es el día mundial de la sonrisa y nada mejor como este día para hablar de la felicidad. Feliz día de la sonrisa para todos. Os dejo con mi primer post:

Llevo semanas pensando en tener un blog en el que escribir cosas que puedan aportar algo a los que lo lean. La verdad es que de momento poca gente lo leerá aparte de mi mujer y de aquellos familiares a los que les de la dirección, pero supongo que poco a poco llegarán algunas visitas más que le darán sentido a lo que escribo para que no sean sólo palabras sin oídos a los que llegar o en este caso, ojos que las puedan leer. Además, si tenemos en cuenta que estoy escribiendo mi primer post y ni siquiera tengo el blog, todavía está más lejano el momento en que puedan leerlo personas ajenas a mi entorno, pero que si deciden seguirme llegarán a conocerme como si fuésemos amigos.

Aprovecharé este primer post para agradecer a Javier Echaleku que, inconscientemente, haya despertado en mí el gusanillo de crear un blog. Empecé a leer su blog echaleku.es porque es uno de los proveedores de mi empresa LaMejorNaranja.com y me interesaba conocer lo máximo de él. Sin embargo, pronto me di cuenta de que me gustaba lo que escribía y que, pese a no tener tiempo para leer sus posts, trataba de buscar huecos para poder hacerlo. Su blog fue el primero al que accedí y su post “yo me arruiné emprendiendo” el primero que leí. Desde ese momento tuve ganas de tener mi propio blog y poder escribir cosas que pudiesen interesar a personas que no conocía. Durante meses estuve madurando esta idea y pensaba en escribir acerca de mi empresa y sobre como habíamos conseguido triunfar en el mundo del ecommerce durante diez años. Sin embargo, aunque gestiono una tienda online, mis conocimientos sobre el ecommerce están muy anticuados, por lo que no me veo capaz de escribir nada que pueda aportar interés respecto a este mundo. Cuando creé la empresa en compañía de mi mujer y mis padres estaba muy al día de todo lo relacionado con el ecommerce, pero cuando la empresa empezó a funcionar a toda máquina me centré tanto en el día a día que desconecté de la evolución que seguía teniendo el comercio electrónico. Estoy seguro de que contar el modo en que conseguimos aumentar las ventas y llegar a establecernos en el mercado si que despertaría mucho interés, pero la mayoría de mis lectores serían empresas de la competencia, por lo que también descarté esta idea. Así pues, hasta hace pocas semanas no me decidí a escribir sobre lo que realmente creo que puede aportar algo a quien me lea. Estando en la cama junto a mi mujer le dije “Pi, ya se de que tratará mi blog. No puedo hablar de comercio electrónico porque hace años que dejé de estar al día. Debería escribir sobre lo que realmente se me da bien: ver las cosas de forma positiva, buscar siempre la felicidad”. Así pues mi futuro blog tratará de contar anécdotas de mi vida dándoles siempre el punto positivo que he sabido encontrar. Probablemente habrá días en los que el post no sea sobre mí, pero será en casos en los que haya algo tan positivo en ese tema que me veré obligado a escribir sobre él.

Y por fin hoy es el día en que no hay más excusas para no ponerme a escribir mi primer post. Hasta ahora lo iba dejando a la espera de tener el blog creado y colgado en un servidor, pero hoy estoy obligado a ponerme manos a la obra. Hoy es el día perfecto para mi primer post. El día en el que me parece imposible encontrar la felicidad.

Esta mañana ha sido muy triste y por este motivo me sirve como punto de inicio para ponerme a escribir sobre algo positivo. Nuestro primer hijo, Luis, tiene dos años y medio y es especial. Especial en todos los sentidos. Es especial porque nadie como él para recargarme las pilas cada vez que llego cansado del trabajo y me echa una sonrisa. Especial porque le quiero tanto que me duele. Pero también especial en el sentido que a un padre no le gustaría nunca tener que utilizar: tiene una lesión cerebral.

Luis nació con agenesia parcial de cuerpo calloso y con una fuerte hipotonía que le afectan tanto a nivel motor como cognitivo. Como podrás ver si me sigues en mis futuros posts, Luis será uno de los pilares de mi blog, ya que llega a ser mágico cómo consigue convertir lo negativo en positivo. Pero vamos al grano. No me iré por las ramas explicando cómo es Luis y que problemas tiene, pero si que era necesario comentar su diagnóstico para poder enlazar con lo sucedido esta mañana.

Como comentaba anteriormente, ha sido una mañana muy triste en la que el objetivo de disfrutar de la felicidad me parecía muy lejano, casi imposible. Incluso el intentar buscar esa felicidad me parecía un obstáculo muy difícil de salvar. Pi y yo hemos tenido que ir a ver el que con toda probabilidad será el cole de Luis a partir de septiembre. Si eres papá o mamá sabrás lo triste que debe ser la primera semana de cole de tu hijo, pero imagínate lo mismo si además lo dejas en un cole de educación especial. La verdad es que la recepción ha sido muy buena y el trato del personal excelente, pero el hecho de estar en un colegio de educación especial hace que la realidad del estado de mi hijo sea tan palpable que resulte dolorosa. Siempre hemos disfrutado de Luis y en lugar de mirar sus limitaciones hemos disfrutado de sus logros. Sin embargo, el hecho de estar en unas instalaciones en las que ves sillas de ruedas, aparatos ortopédicos para las terapias y fotos de nenes con lesiones cerebrales hace que lo que has formado en tu cabeza se rompa en pedazos y te haga volver a la realidad de golpe. Sabemos que Luis tiene problemas, pero disfrutamos de él evitando pensar que es lo que tiene y que es lo que nunca llegará a conseguir. Disfrutamos el día a día sin mirar más allá y así conseguimos tener una sonrisa en la boca y disfrutar con la que él nos brinda constantemente. Nos propusimos luchar por encontrar la felicidad y cada día la encontramos gracias a Luis. Por eso ha sido tan triste esta mañana, porque nos ha hecho abrir los ojos y volver a la cruda realidad.

Sin embargo, pronto nos hemos puesto manos a la obra y hemos olvidado los problemas para luchar de nuevo por encontrar esa felicidad que llevamos disfrutando desde hace tiempo. Hemos cambiado nuestro gesto triste por una sonrisa y hemos decidido ver el mal tiempo con buena cara para buscar la parte positiva de lo que hemos vivido hoy. Es un duro trago enfrentarte al paso en el que tu hijo cambia sus sesiones de fisioterapia y estimulación temprana por un colegio especial en el que estará en un entorno en el que todos los niños tendrán una minusvalía. Sin embargo, estará mucho más atendido que ahora, ya que no sólo tendrá su sesión diaria de terapia, si no que estará atendido por profesionales durante toda la jornada escolar. Seguro que esto supone un gran cambio en el día a día de Luis y que la evolución será muy importante. Además, estos profesionales trabajan todos por vocación, lo que hace que tengan un cariño a los niños que tienen a su cargo que difícilmente se puede encontrar en un colegio normal.

Una vez localizada la parte positiva de lo vivido esta mañana sólo nos quedaba rematar ese sentimiento para que realmente la tristeza desapareciese y se convirtiese en sonrisa o incluso en alegría. Habíamos encontrado la felicidad, pero faltaba saber disfrutarla de nuevo. Esto ha venido una vez más de manos de Luis, que con sus ganas de jugar y sus reclamos para que estemos pendientes de él hace que los días grises se vuelvan soleados.

Para terminar este primer post me gustaría hacer mención de unas palabras de Emily Pearl Kinsgley, escritora del programa de TV “Barrio Sésamo” y que tiene un niño con Síndrome de Down:


Me piden a menudo que describa la experiencia de criar y educar a un niño con una deficiencia, para ayudar a la gente que no ha tenido esta experiencia tan especial a comprenderlo y a imaginarse como es.

Es algo así…

Cuando estás esperando un niño, es como planificar un maravilloso viaje de vacaciones a Italia. Te compras un montón de guías de viaje y haces planes maravillosos: el Coliseo, el David de Miguel Angel, las góndolas de Venecia… Incluso aprendes algunas frases útiles en italiano. Todo es muy emocionante.

Después de meses esperando con ilusión, llega por fin el día. Haces tus maletas y sales de viaje. Algunas horas más tarde, el avión aterriza. La azafata viene y te dice “Bienvenido a Holanda” ¿Holanda? dices. ¿Qué quiere Ud. decir con Holanda? ¡Yo contraté un viaje a Italia! ¡Tendría que estar en Italia! ¡Toda mi vida he soñado con ir a Italia!

Pero ha habido un cambio en el plan de viaje. Han aterrizado en Holanda y tienes que quedarte allí. Lo más importante es que no te han llevado a un sitio horrible, asqueroso, llenos de malos olores, hambre y enfermedades. Simplemente, es un sitio diferente.

Por lo tanto, tienes que salir y comprarte nuevas guías de viaje. Y debes aprender un idioma completamente nuevo. Y conocerás a gente totalmente nueva, que no hubieras conocido nunca. Es simplemente un lugar distinto. Es más tranquilo que Italia, menos excitante que Italia. Pero después de haber pasado un cierto tiempo allí y de recobrar tu aliento, miras a tu alrededor y empiezas a darte cuenta de que Holanda tiene molinos de viento, Holanda tiene tulipanes. Holanda tiene incluso Rembrandts.

Al mismo tiempo, toda la gente que conoces a tu alrededor está muy ocupada yendo y viniendo de Italia, y están todos presumiendo de lo bien que se lo han pasado allí. Y durante el resto de tu vida, te dirás a ti mismo: “Sí, allí es donde yo debería haber ido. Eso es lo que había planeado” Y el dolor nunca, nunca desaparecerá del todo, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy significativa.

Pero si te pasas la vida lamentándote por el hecho de no haber podido visitar Italia, es posible que nunca te sientas lo suficientemente libre como para disfrutar de las cosas tan especiales y tan encantadoras que tiene Holanda.

Hace dos años y medio nació Luis y nos costó mucho esfuerzo conseguir volver a disfrutar de la vida, volver a pensar en la felicidad. No digo tiempo, porque nos propusimos que el problema de Luis no tenía por qué amargarnos la vida y pronto intentamos volver a la normalidad y a luchar por encontrar la felicidad, pero sí que nos costó muchísimo esfuerzo.

Hace casi tres meses tuvimos a los dos benjamines de la casa: Pablo y Víctor, lo que hizo que nuestra vida estuviese llena de felicidad sin esforzarnos en buscarla. Ahora nuestra tarea es simplemente disfrutarla, pero es algo de lo que también se tiene que aprender.

Ahora somos afortunados por tener la suerte de disfrutar de Holanda e Italia al mismo tiempo.

Aprende a ser positivo. Disfruta de la vida y busca siempre el lado bueno y no el malo. Algunos de los que lean este post tendrán problemas más graves que el que nos ha tocado vivir a nosotros, pero la mayoría tendrá problemas que no serán nada comparado con lo que es tener un hijo con una minusvalía. Aprovechad este momento para decidir buscar la felicidad y empezar a querer disfrutarla. La felicidad tienes que querer buscarla, luchar por encontrarla y saber disfrutarla.